“Wal-ter Flores, Wal-ter Flores, Wal-ter Flores, Wal-ter Flores”, coreaba el Siles en cada instante que podía, seguro fue el hit que más veces sonó en la noche de fiesta del campeón. Es que Walter es un símbolo de Bolívar, son nueve años en los que se construyó una relación casi irrompible con el Club.
Walter pasó un año en el Tigre y luego llegó a Bolívar “llegar a Bolívar fue lo mejor que me pasó en la vida, yo lo dije siempre, ese cambio me permitió entender la diferencia entre un equipo grande y los demás”, cuenta Walter cada que puede, porque afirma que llegar a Bolívar ha sido lo mejor que le pasó en la vida.
“Yo soñaba con jugar acá, de niño siempre fue bolivarista, para mi venir aquí era cumplir mi sueño de infancia, ¿cómo no iba a dar la vida por defender ese mi sueño?”, contaba emocionado en el gramado del Siles.
Sus compañeros comenzaron a corear su nombre antes de que reciba la Copa, ese homenaje del grupo era una señal de respeto, que se lo ganó en el día a día, los más chicos, los más grandes. El propio DT que es un año menor a Walter, todos lo admiran. Walter se ganó eso en cancha.
La estrella número 21, es para Flores su sexto título en la Academia, su séptimo en la carrera, “Bolívar me ha dado seis copas en nueve años, amigos, y esto, sólo puedo estar agradecido con la gente y con Marcelo, por todo lo que hizo con el equipo”.
Edemir Rodríguez que fue su compañero de habitación por seis años no quería ni acercarse a él en la cancha “no, no quiero ni verlo, me da mucha pena que se vaya. Fuimos compañeros siempre, compartimos tantas cosas que para mí es un hermano”, dijo el lateral.
Walter suma más de 20 mil minutos en cancha vistiendo la celeste, muchos más de 200 partidos, cinco goles y muchas vivencias, “va ser difícil que me vaya y me aleje, siempre los voy a tener en mi corazón a todos, y pronto voy a darles una noticia importante”, dijo al momento de irse del estadio, llevando la Copa, el cintillo y el cariño del mundo bolivarista en el bolsillo.