El Club Vikingos, que es uno de los representantes tarijeños en la Liga Boliviana de Básquet (Libobasquet), definió a sus tres refuerzos extranjeros y sus dos nacionales.
Su presidente, Daniel Vaca, dio a conocer que se trata del argentino Mario Lorenzetti, los norteamericanos Kyle Madison y Tracy O’neal, que ya estuvieron en la primera versión, y los locales Genaro Vaca e Igor Vargas.
El máximo dirigente de Vikingos mencionó que la cara nueva de su club, porque los norteamericanos y los locales son conocidos por el público tarijeño, será el argentino Lorenzetti con quien llegaron a un acuerdo y se incorporará la próxima semana.
“Mario es un base argentino de 1,90 que viene de jugar en el Torneo Federal de su país. Él es tucumano y estuvo militando en equipos de esa provincia. Será el último en llegar porque arribará recién el día lunes”, informó.
Por otra parte, espera que todo concluya bien referente a los viejos conocidos Madison y O’neal y que los mismos puedan estar ya mañana en Tarija. “Si todo se gestiona con lo previsto, los norteamericanos estarán esta semana con nosotros, cada vez falta menos para el inicio de la Libobasquet y queremos trabajar lo más antes posible con equipo completo”, dijo.
Aparte de los jugadores internacionales, el certamen permite reforzarse a los equipos con dos basquetbolistas nacionales que no hayan jugado la primera edición de la Liga en algún otro equipo. Vikingos recurrirá a dos talentos locales como lo son Genaro Vaca de Millonarios e Igor Vargas de Unpayu.
Estos cinco deportistas se sumarán a una base que mantiene el equipo con Veramendy, Ichazo, Montellano, Puca, Pacheco y Castellanos. Además el entrenador también tendrá continuidad, hablamos de Fernando Veramendy.
Vikingos integra el grupo “B” del campeonato junto a Amistad, de Sucre; Atlético Nacional, de Oruro; Católica, de Cochabamba; San Andrés, de La Paz y Peñarol de Quillacollo. Su partido debut será frente a la Universidad Católica Boliviana el día 17 de octubre como local en el coliseo Luis Parra de la ciudad de Tarija.
Fuente: El País / Paulino Paz
