El único antecedente que existe en la materia, data de cuando la selección uruguaya se fue hacia Alemania, para jugar el Mundial de 1974, tras haber logrado también el 4° lugar en México, cuatro años antes.
El lunes 27 de mayo 1974, los integrantes de la delegación, vestidos con el uniforme oficial, de saco y corbata, concurrieron a la Plaza Independencia, colocaron una ofrenda floral al pie del Monumento al Gral. José Artigas y entonaron el himno nacional, luego de lo cual cruzaron a la Casa de Gobierno, y fueron recibidos por el Presidente de la República, Juan María Bordaberry, quien le entregó a Juan Masnik -capitán del equipo- una bandera uruguaya: “Es para que en la concentración les recuerde a la Patria lejana”.
Frontal como siempre, el “Chueco” le respondió al mandatario: “Quiero decirle sólo dos palabras: `Sabremos cumplir`”; y luego de eso los celestes se fueron a sus casas, con la finalidad de “prepararse” para lo que les esperaba.
Es que el martes 28 de mayo, cuando El País tituló su primera página con “cuerpo catástrofe”, “¡Atención Alemania, allí van los celestes!”, la delegación salió a las 18:00 desde la puerta de la agencia de viajes Bueme`s, en Colonia entre Julio Herrera y Río Branco, y el ómnibus -que inicialmente iba a recorrer 18 de Julio, en un trayecto que las autoridades municipales no autorizaron- se dirigió por la rambla hacia el aeropuerto, encabezando una gigantesca caravana que fue saludada por miles de personas que salieron a la calle para saludar su paso.
“Despedidos con el amor del pueblo”, volvió a titular El País en la primera página de su edición del miércoles 29 de mayo; y no era para menos, al fin y al cabo: el aeropuerto también se vio desbordado por miles de personas que concurrieron al hall central, la puerta de la sala de embarque y, sobre todo, la terraza abierta desde la cual se podía ver cómo los aviones carreteaban y despegaban, mientras los hinchas y familiares seguían gritando, vivando y hasta llorando hasta que el aparato se perdía a la distancia.
Por si fuera poco, como entonces los pasajeros iban caminando hasta la escalerilla del avión, en la propia pista los integrantes de la delegación volvieron a entonar el himno, mientras la banda de la Fuerza Aérea lo interpretaba.
El 4 de junio de 2010, antes del viaje celeste a Sudáfrica, volvió a registrarse una explosión como la del 74; pero porque el mundo cambió, al influjo del desarrollo de los medios de comunicación, incluidas las redes sociales, ya que en 2006 Uruguay no fue a Alemania.
Lo de hoy, pues, es distinto: la selección se va al Mundial, tras el 4° puesto de Sudáfrica. Parafraseando tangos: que la historia (del 74) no vuelva a repetirse; y… 40 años no es nada.
Fuente: Ovación Digital – Jorge Savia