Algo pasó y se rompió en Cochabamba, del delirio de la posible clasificación en la Copa Libertadores de hace unas semanas, al matarse mediaticamente entre el primer equipo del Rojo y el Círculo de Periodistas de Cochabamba.
Todo inició con la denuncia -mediática, no policial- del periodista Mauricio Miranda, que apuntó a que Raúl Olivares lo agredió físicamente en el vestuario del Rojo. La noticia generó malestar en el Círculo de Periodistas del Valle y poco a poco fue haciéndo más ruido, incluso a nivel nacional. Luego salió Olivares con un comunicado en redes sociales en los que acusa a algunos periodistas de difundir noticias como “chismerios baratos”.
Las medidas comenzaron en el plantel Rojo, que en respaldo a esta situación con Olivares -capitán del equipo-, se decidió no hablar más con la prensa. La respuesta fue inmediata, el Círculo de Periodistas con una nota firmada por Oscar Galdo, presidente de la entidad, dispuso: No dar cobertura y no transmitir por ningún medio el partido entre Wilstermann y Blooming, como primer paso. ¿Se cumplirá?.
Lo que piden algunos periodistas afiliados al círculo es una disculpa pública de Raúl Olivares, lo que piden los jugadores es respeto a su espacio privado. Lo cierto es que lo que pide el pueblo wilstermanistas es mucho más que eso, es respetar la institución, las medidas de uno y otro lado terminan afectando a la gente, que al parecer, es la única que piensa y sueña con el gran momento Rojo en la Copa.
