El fútbol es un deporte considerado por millones de aficionados como el mejor del mundo y, a pesar de que existan otros muy populares, como el basquetbol, tenis, voleibol, etc, cuando se realiza un mundial de fútbol, todo se paraliza; el planeta completo se mueve en cámara lenta. Los que alegan no ser fanáticos se convierten en uno y se convierte en una de las fiestas deportivas más grande del mundo.
Para el 99% de los latinos, el fútbol no sólo es un deporte, es un estilo de vida; es un sentimiento indescriptible que une a millones de personas con un mismo objetivo: ver a su nación, a su bandera en la cancha, cantando su himno, derramando todo el sudor por lograr la victoria. Ese resultado, en su mayoría, hace olvidar todos los problemas de la vida cotidiana y por unos minutos, puede unir a todo un país.
En Argentina se vive de una forma mucho más intensa este deporte. Se lo siente hasta en el último rincón y tal es el caso de Lucas Villarroel, un hincha de corazón, que demostró a todos que estaba dispuesto a poner en pausa su vida, no mirar atrás y cumplir su sueño de ver a su selección jugar un mundial y cumplir una promesa un amigo.
Arriesgando todo
Lucas, es un joven fanático del River Plate, e hizo un viaje de más de 24 mil kilómetros, con numerosas paradas, ahora se mantiene durmiendo en las calles de Doha, Qatar, desde el 7 de septiembre para ahorrar dinero, ya que sólo cuenta con 1000 euros hasta la final del evento futbolero.
“Primero paré en Perú y luego hice Madrid, Barcelona, París, Turquía y llegué acá el 7 de septiembre. El 1ero de agosto ya estaba en Madrid. Me vine temprano porque yo no tenía tickets, perdí tres vuelos y así estamos” le contó a TyC Sports.
El oriundo de la Patagonia, recordó cuál fue el disparador para esta historia única y que le está haciendo vivir una experiencia inolvidable: “Me peleo con mi novia y tenía una camioneta antigua que me había dejado mi abuelo. La vendí, ya no me importaba nada. Arranqué en caliente porque decía ‘no quiero estar más acá’” agregó.
“Acá llegué con 1.000 euros. Estuve tres días sin dormir porque me echaban. Pedí comida, hospedaje y bebo de las fuentes de agua. Quiero aguantar hasta el final para ver si puedo conseguir un ticket para la final. Hay que hacer esfuerzo porque la recompensa va a ser linda” afirmó.
Una promesa
Su motivación principal era apoyar a su selección y “a todo lo que representa Scaloni y Leo Messi”. El plan original era viajar con un amigo, cómplice de varias aventuras apoyando a River, quien no pudo realizar el viaje por un tumor en la cabeza y posterior operación para extirparla. Así que le hizo una promesa.
Lucas le prometió a su amigo que conseguiría la firma de Julián “La Araña” Álvarez, ex integrante del River Plate y actualmente juega en el Manchester City, de Inglaterra.
El hincha argentino busca comunicarse con La Araña para ver si puede cumplir su promesa. “Hace seis meses le escribo dos o tres mensajes por instagram. Vamos a ver si se puede. Le mandaba fotos, lo arrobaba. Lo fui a ver cuando jugaron Manchester City-Barcelona, estuve ahí en la cancha. Mi amigo Ignacio está bien y todos los días le digo ‘esperame’” continúo diciendo a TyC Sports.
Finalmente, el muchacho miró a la cámara e imploró: “Por favor Julián. Es una promesa que tengo que cumplir. Ya la mitad del camino está logrado, pero me falta eso. Y ésta (señala el brazo derecho) está para la firma de Leo”.
En los Mundiales suelen conocerse historias extraordinarias e inspiradoras, algunas muy alocadas o extremas, pero no se puede considerar alocado o extremo el amor por el fútbol. La travesía de Lucas es un gran ejemplo de lo loco que puede ser perseguir un sueño como éste, pero al mismo tiempo, nos inspira a nunca desfallecer y menos aun, cuando un amigo te necesita.
¡Qué lindo es el fútbol!
