Mucha gente se pregunta, si con actitud, patriotismo, motivación se pueden ganar partidos. La respuesta es, a veces alcanza, no siempre. Pero si a esa condiciones sumamos fortaleza física, inteligencia y presición el fútbol encuentra su máxima expresión, el gol.
Yasmani Duk ingresó al partido con todo lo que le hacía falta a Bolivia, impuso condiciones en ataque, desplazó a Jeison Murillo como lo hizo con DIego Godín, a él no le importa la jerarquía del rival, le importa la pelota, y buscar el arco contrario, o como en este caso, habilitar a un compañero mejor posicionado. Entregó una pelota limpia, Juan Carlos Arce lo vio a Chuma, la dejó pasar y Alejandro le pegó, sin fuerza, con precisión, anotó el mejor gol de la tarde.
Fue el más gritado en el Siles, puso de pie a la gente, reventó corazones que aún se ilusinaban con la épica remontada, y aunque no terminó por consumarse, el gol es la luz al final del túnel, Bolivia debe apuntar a esta sinergia de condiciones, sobre todo cuando juega en La Paz.