Se conoce como Tregua de Navidad a un suceso en 1914 que marcó para siempre a un grupo de soldados alemanes y británicos, en pleno desarrollo de la primera guerra mundial, ambas tropas compartieron una noche mágica de paz, jugaron al fútbol cantaron villancicos y celebraron esa fecha especial en vísperas del 25 de diciembre juntos, con trincheras decoradas y con abrazos y risas de gol.
El Clásico Paceño de Navidad tuvo un instante similar, antes de comenzar el partido, hubo un bonito espectáculo, ante un imponente marco humano, Mayra Gonzáles entonó el himno a La Paz, los equipos formaron, aplaudieron, se saludaron, se abrazaron. Fue el único momento de tregua, luego comenzó lo feo.
Muchos condimentos muy calientes, en la previa, en el partido, hicieron del duelo una batalla. Por suerte el post partido terminó sin incidentes, es que parecía que un cerillo iba a hacer explotar el Hernando Siles, era un hervidero -no por la gente, que se portó espectacular- por los protagonistas que no se salvó nadie. Los 22 jugadores entraron en un ritmo de provocación y agresión, es más luego enmarcado en el folclore, hubieron dardos directos a los dirigentes de Bolívar por parte del capitán atigrado, lejos de llamar a la paz.
La Tregua de Navidad recordada, aplaudida en Ypres, Bélgica, quedará así, como el único recuerdo de paz que dejó el fútbol ese día, los paceños dejaron pasar la oportunidad de sumarse en ese marco, incluso a momentos olvidaron hasta que lo que había en el Siles era un partido de fútbol, quizás el más importante de la historia reciente de la Liga del Fútbol Profesional Boliviano.
Ahora la guerra sigue, salvo en ese minuto de silencio, nada cambió, las dirigencias viven la peor rivalidad entre los grandes paceños en esta era profesional, tanto, que han polarizado al país futbolero, unos administran la Liga, otros la Federación, pero ninguno se hace cargo.
