
La calidad no entiende de edades. Puede que Pablo Escobar ya no sea el mismo de hace cinco o seis años, pero eso no significa que ya no pueda inventar un gol de otro partido para definir juegos cerrados. Contra Bolívar, volvió a demostrarlo. Y, encima, alcanzó a Ferreira en la cima de la tabla histórica de goleadores del Clásico Paceño (21).
El inoxidable capitán atigrado, en lo que podría ser su penúltimo campeonato vistiendo la camiseta oro y negro, apareció cuando su equipo más lo necesitaba: para empezar a salvar un semestre poco provechoso a comparación de lo que se había planteado a un inicio, aún bajo el comando de Carlos Ischia (y durante la era César Salinas).
Con este resultado, seguramente la Copa ya quedó en el pasado del colectivo aurinegro. Y con toda seguridad, arrebatarle a su rival de toda la vida la posibilidad de optar por el tricampeonato (logro exclusivo de Escobar y compañía) despertaría casi la misma emoción que luchar de igual a igual con los mejores del continente.