Si nuestros equipos mostraran una confiable regularidad en sus actuaciones, sin duda estaríamos en puertas de una lucha pareja en busca del clasificarnos a la siguiente instancia de la Copa Libertadores de América.
La producción de The Strongest en el reciente partido frente a San Pablo, donde pudo haber logrado un empate como haber caído por mayor diferencia, ha originado una lógica y optimista reacción en torno a lo que viene por delante.
Sin embargo vale la pena ser cautos a la hora del análisis frío, tras la euforia que ciertos momentos del encuentro despertaron, fundamentalmente en los hinchas del equipo aurinegro.
No pretendo desmerecer el acertado planteamiento que hizo Eduardo Villegas, ni disminuir los méritos de casi todo el equipo que marcó y presionó desconcertando al rival y supo aprovechar un magnífico pasaje de los primeros minutos para anotar la ventaja.
Lo que sí quiero es remarcar la necesidad de mantener los pies sobre la tierra y darle al resultado y trámite del encuentro pasado sólo el valor que tiene, sin agrandar la figura.
Vale resaltar que anímicamente es tonificante que el equipo de Achumani haya dejado a un lado los complejos, que muchas veces impiden un buen rendimiento, y exhibido en la cancha lo que pregonaron antes del encuentro: una entrega absoluta en pos de un objetivo.
Que la producción en este partido -porque el resultado fue una derrota- no sea una carga que presione y evite pensar que no se ha conseguido nada aún y que en la siguiente confrontación tiene que buscar resultados, porque son los puntos y no los méritos los que permiten clasificar.
Ojalá la próxima semana saludemos a un equipo ganador que supere la difícil empresa que debe cumplir frente a otro de los grandes de Sudamérica.