No ganó ninguna distinción individual, pero fue fundamental para que Francia se quede con el título: Antoine Griezmann jugó para su equipo y obtuvo el único premio que le importaba, la Copa del Mundo.
Fue de menos a más en la campaña gala. Y llegó a la final en su mejor momento: fabricó la falta que derivó en el primer gol –y la ejecutó–, marcó el segundo de penal y la aguantó en el área para que Pogba marque el tercero.
Por todo eso y mucho más, el jugador del Atlético de Madrid quedará en la historia como uno de los pilares del equipo que bordó la segunda estrella sobre el escudo de Les Bleus. Y todavía le quedan varios años de carrera…