Con cuatro equipos en la Copa Sudamericana, Bolivia tuvo un saldo negativo, a excepción del paso de la U de Sucre.
La expectativa estaba puesta en el renovado equipo rojo de Cochabamba, y terminó siendo la decepción más grande, un global de 6-0 para Peñarol, el único equipo boliviano que no hizo goles en la Copa y el que más goles en contra recibió, culminaron con su eliminación.
San José, tampoco hizo puntos, llegó a la Copa como subcampeón boliviano, el equipo se desarmó para participar en la Copa, se llenó de improvisación y Huachipato sacó rédito del desroden institucional del santo. No sumó puntos, perdió con un global de 6-3 en los dos juegos.
Nacional Potosí, debutó internacionalmente, con un triunfo en Potosí y una derrota en el exterior, quedó afuera por gol diferencia un 3-1 a favor de Libertad que dejó afuera de su primera participación a los Rancho Guitarras.
La U de Sucre sufrió, pero clasificó, ganó en Sucre, y tuvo a Robledo inspirado en Iquique para dejar fuera a un equipo chileno y lograr avanzar a la segunda ronda de la Copa Sudamericana por segunda vez en la historia, repitió la hazaña de 2010, y llevó la chapa de campeón boliviano con honor, a pesar de que terminó complicándose en su serie, es el único de los cuatro equipos que pudo lograr la clasificación.
Resultados que son un castigo a la improvisación de nuestro fútbol una vez más, el mérito deportivo se hizo valer, y por eso la U con el título boliviano demostró que para jugar copas se necesita tener méritos deportivos, planificación y coherencia a la hora de armar planteles.