Después de la eliminación de Real Potosí y de los otros tres clubes bolivianos que participaron en la primera fase de la Copa Sudamericana, el presidente del lila de la Villa Imperial dice que es hora de exigir una política de Estado para fomentar el deporte y al fútbol en particular, porque de lo contrario los malos resultados van a seguir.
Como lo dijo en su momento el titular de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF), Carlos Chávez, para Eduardo Salamanca —quien además es nuevo tesorero de esa entidad— el balompié nacional sufre un estrangulamiento, por eso pide una legislación que apoye, por ejemplo, en la formación de jugadores.
— ¿Por qué a los clubes bolivianos les va mal a nivel internacional?
— Hay que ver el tema desde varios ángulos: el primero es del poderío económico y las diferencias son enormes. Sólo como ejemplo mencionó que Universidad de Chile (rival de Real Potosí en la Sudamericana) pagó 3.200.000 dólares por el pase del jugador Patricio Rubio. Con esa plata yo pago mi actual plantilla durante cuatro años. También hay diferencias en cuanto a respaldo económico: el fútbol de Chile es una política de Estado y eso en Bolivia no existe.
— ¿En Bolivia quiénes ponen la plata para el fútbol?
— De hecho le digo que no es posible sostener a los equipos con el aporte de los dirigentes, aunque algunos tienen bolsillos enormes como Bolívar, de repente Wilstermann, Oriente, The Strongest y San José; los otros tienen economías esmirriadas, como la nuestra, y por eso creo que ha llegado el tiempo de repensar el fútbol.
— ¿Cómo se debe repensar?
— Tenemos el encargo de formular una propuesta al Consejo Superior de la Liga y luego a la Federación Boliviana de Fútbol; y después a las autoridades de gobierno, las alcaldías y gobernaciones para que se planteen cambios en la estructura organizacional del fútbol y también lograr una legislación adecuada, que piense en la formación integral del ser humano.
Hay mucho por hacer y con seguridad más tarde será más complicado. La única forma es con unidad, basta de cortar cabezas, hay que trabajar unidos, olvidarse de afectos o desafectos. Ésta es una responsabilidad de todos. De aquí a 15 años quienes hoy son niños seguirán sufriendo las mismas frustraciones con resultados negativos si no trabajamos juntos. Hay que hacer una labor compartida, porque solos es imposible.
— ¿De cuántas personas sale el aporte para su club?
— Son esfuerzos, sacrificios enormes. La Copa Sudamericana nos trajo sólo 12.000 personas al estadio. El mensaje no sé si es que en Potosí no se desea fútbol. En los partidos de Liga van 4.000 personas al estadio. Mientras hay equipos con estadios llenos que pueden cubrir un gran porcentaje de sus planillas con recaudaciones, nosotros sólo llegamos al 18%, así es muy difícil.
— Usted fue blanco de críticas por la eliminación de su club.
— Cuando le ganamos a la U de Chile, todos eran Maradona, y cuando perdimos en Santiago, nos dijeron que no servíamos para nada. Creo que hay que darles fuerza a los jugadores, que tengan confianza. A veces jugar bien es insuficiente y la hinchada exige resultados.
— ¿Qué le dice a la hinchada de su club por esa campaña?
— Los dirigentes arriesgamos nuestro patrimonio, la estabilidad familiar inclusive. Es grave la situación y la hinchada nos acusa, pregunta ‘qué hacemos con la plata’. Claro, ellos no saben que cuando llega la plata por participación en la Sudamericana o Libertadores, el 90% se lo llevan los jugadores. Esto es complicado, ojalá que la gente lo entienda, espero que se refleje esta realidad. Bolívar es lo que es porque tiene un padrino con una espalda económica gigante, pero para los otros clubes es absolutamente imposible competir contra ese tipo de fortaleza, de poderío económico.
— ¿Le pidieron que se vaya de Real por los malos resultados?
— Estaría encantado (de irse) si viene mañana alguien que demuestre que va a poner plata y que no va a hacer política; si es así, le entrego el mando de inmediato.
— ¿Es cierto el dato de que el plantel viajó a Santiago para jugar por la Copa con aportes que hicieron los dirigentes?
— Tuvimos una recaudación de local que sirvió para viajar, pero apenas sirvió para pagar algunas obligaciones más. Armar planteles es pagar primas de entrada, cubrir sueldos por un mes y medio y otras cosas más.
— ¿Por qué sostiene que el Estado debe apoyar?
— Hay que seguir a los países como México, donde el Estado promulgó una legislación que permite a las empresas privadas destinar un porcentaje de impuestos al fomento de instituciones de fútbol o deportivas. No queremos decirle que nos dé plata, sino que genere condiciones y que esa plata se controle al milímetro, pero no como recursos públicos, porque yo no contrato al número 10 de mi equipo con una licitación pública.
— ¿Por qué la dirigencia piensa que la solución sólo pasa por una política de gobierno?
— Por supuesto que no es la única. En el fútbol nos exigen ser quintos para que la selección juegue por lo menos el repechaje, cómo puede ser eso posible si el contexto nos dice algo totalmente opuesto. No creo que solo el generar políticas o legislación sea suficiente, hay muchas cosas que hacer, pero sería una gran ayuda que el Estado entregue al fútbol profesional gente integralmente formada. No sé si los chicos de mis divisiones inferiores toman un café con pan antes de ir a entrenar, porque no hay contexto base; eso viene con políticas que fomenten el fútbol.
Fuente: La Razón