Raúl Castro rompió todos los moldes con precisión

Es un jugador distinto, lo sabían todos los que lo veían hace algunos años en la Asociación del Fútbol de La Paz, lo sabía el propio Raúl Castro, pero no se animaba a dar el gran salto al profesionalismo por su frustrado primer intento.
Foto: Inti Ocon
Foto: Inti Ocon

Es un jugador distinto, lo sabían todos los que lo veían hace algunos años en la Asociación del Fútbol de La Paz, lo sabía el propio Raúl Castro, pero no se animaba a dar el gran salto al profesionalismo por su frustrado primer intento.

Cuando Sergio Apaza se lo llevó a Sucre, al Chacha, las cosas no le salieron bien y tuvo que volver a las canchas de la AFLP, ahí un día Eduardo Villegas lo vio y se lo llevó al Tigre, desde su debut en 2013 con 23 años se posicionó como un volante central inamovible, no importa que DT estuvo en el banquillo, Castro siempre jugó.

Su nivel, su edad, su madurez futbolística en el debut en primera lo llevaron pronto a la Selección -un año después debutó en La Verde- donde de nuevo le costó acomodarse.

En este 2017, por lejos su mejor temporada, llegó la explosión de Raúl Castro en Bolivia, al igual que en su equipo, el Comandante rompe todos los moldes de nuestro fúbol con la pausa justa, es un lanzador como pocos, es uno de esos que se animan a hacer maniobras propias de un futbolista que sabe, que la tiene clara y que la mueve. La pisa, levanta la cabeza, la acaricia en el piso, y entonces, mete el pase justo.

Así jugó su mejor partido en la Selección, fue su octavo encuentro jugando por Bolivia, y mostró toda su clase, manejó los tiempos, y quizás mucho más acomodado al suelo sintético que el resto por su pasado en las villas de la Paz, se adueñó del espectáculo con precisión, con sutilezas, como en el pase gol de Gilbert Álvarez.

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