Puyol, símbolo del esplendor del Barça y la Roja

Ha decidido no seguir en Barcelona, seguirá jugando, pero se va un símbolo de la era del mejor equipo del mundo.

Barcelona's captain Puyol celebrates after their Spanish first division soccer match against Real Madrid in Madrid

Carles Puyol (La Poblade Segur, 1978) llevó la tranquilidad al Camp Nou el pasado domingo. Un tanto de oportunismo, aprovechando el rechazo tras el remate de un córner al larguero, que supuso el 3-1 ante el Almería y apaciguó los ánimos en una tarde tensa en el estadio azulgrana, que incluso llegó a clamar con pitos y abucheos a la pasividad del Barça. Su segundo tanto, el primero en Liga, de la temporada más difícil de Puyol: sólo ha podido participar en 12 partidos, apenas 1.000 minutos sobre el césped, lastrado por los problemas físicos derivados de la artroscopia a que se sometió en su rodilla derecha en el tramo final del curso 12/13. “Otro año así no lo aguantaría”, dijo entonces. La presente temporada no ha enderezado el rumbo torcido y el gran capitán culé se rinde. Su camino en el club de su vida toca a su fin.

Puyol ingresó en la cantera culé en 1995. Como en otros tantos casos, su camino al profesionalismo se tradujo en un replanteamiento de su rol en el campo: en sus inicios se desarrolló como extremo derecho, donde hacía valer su potencia y velocidad. El holandés Louis Van Gaal le dio la alternativa en el primer equipo en octubre de 1999, en un triunfo del Barça en el Nuevo Zorrilla. El mercado estival inmediatamente anterior estuvo al borde de marcharse al Málaga, ante la desconfianza de quienes dirigían La Masía.

No fue el caso de Van Gaal, que no tardó en darle galones de titular como lateral derecho. Con Serra Ferrer sufrió su participación, llegando incluso a formar en el carril zurdo, pero el aterrizaje de Rexach le devolvió importancia. Un peso que se mantuvo en los dos cursos siguientes, en la segunda etapa de Van Gaal y también con Radomir Antic. En medio de la etapa más convulsa de la historia reciente del Barça, en la que la cantera era analizada al milímetro, Puyol siguió su ascenso y se consolidó progresivamente en el puesto de central, donde alcanzó su cénit.

Atravesó un desierto de cinco años de sequía en Can Barça en los que el conjunto culé incluso sufría para ingresar en las competiciones menores de Europa, siempre a la sombra del Real Madrid de los ‘galácticos’ y sus tres Champions en cinco ediciones. La llegada de Frank Rijkaard cambió la dinámica y refrendó los esfuerzos de Puyol con títulos: dos Ligas, una Champions League y dos Supercopas de España, todo ellos en sólo dos temporadas. Al ocaso catastrofista de Rijkaard, pasillo al Madrid en el Santiago Bernabéu incluido, le siguió la perfección del Barcelona de Pep Guardiola, que hasta hoy mantiene continuidad: 17 títulos desde la 2008/2009. En su imaginario particular, el gol que aportó para el ya legendario 2-6 al eterno rival en el Santiago Bernabéu.

En todos esos equipos salvo en la Liga de los 100 puntos de Tito Vilanova, Puyol fue pieza clave de la solidez defensiva azulgrana: rápido al corte, omnipresente en el juego aéreo pese a no llegar al 1,80 m. de altura, y sencillo con el balón en los pies, el de La Pobla ha alcanzado la calificación de mito barcelonista y fiel representante de su edad más próspera.

Una trayectoria con categoría para ingresar en el panteón azul y granate: 576 partidos oficiales hasta el momento con el Barça en los que marcó 19 goles y ganó seis Ligas, tres Champions, dos Copas del Rey, seis Supercopas de España, dos Supercopas de Europa y dos Mundiales de Clubes. Honores de miembro VIP entre los ‘one-club man’, junto a nombres como Ryan Giggs, Paolo Maldini, Franco Baresi (que en AS reveló su devoción por el español) o su compañero Xavi Hernández. La única incógnita pendiente: ¿punto final o punto y seguido para la carrera de ‘Puyi’?

 

De cabeza a la final

No menos notorio ha sido su camino con la Selección española, con la que debutó en noviembre de 2000 de la mano de José Antonio Camacho. Desde entonces jugó 100 partidos con la Roja, ingresando en el exclusivo club centenario que comparte con Casillas, Zubizarreta, Xavi, Xabi Alonso, Raúl, Torres y Sergio Ramos. Jugó tres Mundiales (Corea y Japón 2002, Alemania 2006 y Sudáfrica 2010), dos Eurocopas (Portugal 2008 y Austria y Suiza 2008), una Copa Confederaciones y los Juegos Olímpicos de Sidney 2000, donde se llevó la medalla de plata. Su paso con la elástica nacional, calcado al que vivió en Barcelona, fue la historia de un ascenso desde los infiernos al paraíso junto a la mejor generación que el balompié español dio nunca.

Vivió el robo arbitral ante Corea del Sur en 2002, los desastres de Portugal 2004 y Alemania 2006, las penurias para acceder a la Euro 2008 de la mano de Luis Aragonés… Una Selección sin apenas crédito que, en Austria y Suiza, se reveló con un fútbol de ensueño y un título continental entre aplausos. Puyol, junto a Marchena en el centro de la zaga, estuvo ahí. También en Sudáfrica, en el verano de 2010, para romper el gafe de España en los Mundiales con su compañero Piqué en la zaga. Hizo tres goles con el combinado nacional; ninguno tan importante como el cabezazo a la red ante Alemania en semifinales del Mundial 2010. “Pasó como un avión”, describe Piqué aquel tanto. Un avión rumbo a la Copa del Mundo.

Como en el Barça, su declive con la Selección ha sido progresivo e inevitable. Su falta de continuidad con su club y la irrupción de Sergio Ramos como central le han cerrado las puertas. Una lesión de rodilla en mayo de 2012 le impidió ir ala Eurocopa 2012 y disfrutar del tercer título de su generación. El 6 de febrero de 2013, en el Khalifa Stadium de Doha y ante Uruguay (3-1), alcanzó las 100 actuaciones con la Rojay firmó sus últimos 45 minutos con España. Número redondo y final redondo a 13 años de Puyol en la Roja.

Fuente: Diario AS

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