Foto: @RicardoBajo
Hay que tener coraje para tomar la responsabilidad de darle el triunfo a tu equipo en el último minutos del partido, tomar un penal luego de haber errado dos consecutivamente en la la liga y uno en el mismo partido.
El encuentro estaba cerrado, Lampe seguro, ya había tapado un penal, y con un equipo sin ideas y desesperado corriendo contra el momento, el reloj y la necesidad. Llegó el penal de Jordán, que quizás no terminó chocando en la mano de Puma, pero que fue torpe al saltar con los brazos levantados, Escobar tomó el baló, y el estadio murmuraba, era tan raro que falle un penal su capitán, y en una semana ya había fallado dos, es más la gente tenía en la retina el penal del primer tiempo que tapó el arquero santo a su capitán. Los referentes Chumacero, incluído Daniel Vaca cruzó hasta el otro arco, para argenar a su capitán, todos le decían algo.
Escobar parecía no inmutarse, Lampe agazapado, decidió esperarlo, se lanzó bien, sobre su izquierda allá fue la pelota, pero Escobar con la zurda la clavo bien arriba, con toda la bronca, con toda la furia de un Tigre que dio por terminada su crisis, encontró su espíritu, encontró su ajayu, a lo tigre, con el corazón en la boca y con el grito de Tigre, Tigre, el Siles le devolvió el alma al capitán y al equipo de Achumani, ganó 1-0 y sobre la hora.
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