Tras la conclusión de la tanda de penales, Álvaro Peña no pudo contener las lágrimas. Una vez más, había sido expulsado durante el partido. Pero esta vez, sus sensaciones no eran las mismas de anteriores ocasiones: esta vez, cuando regresó al terreno de juego, ya era campeón.
Una vez ahí, el otrora goleador del fútbol nacional no se cansó de repetir que “se hizo justicia”. Había sufrido mucho en Sacaba, donde le tocó seguir las acciones desde un palco improvisado en el coliseo aledaño al césped del Capitán José Angulo. Pero su propuesta, dirigida a César Farías, fue la misma de siempre: juguemos al fútbol.
Sobre esa premisa construyó al campeón desde que le tocó asumir allá por octubre del año pasado –inicialmente, por siete partidos–. Y esta gestión, ya con la confianza ratificada por la directiva aviadora, la plasmó: impuso su fútbol en todas las canchas del país y, en un torneo muy mal estructurado, se quedó con su premio.