Al igual que hizo Blooming, Oriente Petrolero optó por encontrar una mecanismo, aprobado por la Federación y se blindó ante una posible sanción, el partido no se jugó y el Tahuichi no abrió sus puertas.
La primera carta que firma como presidente Ronald Raldes, fue una solicitud de postergar el partido ante Real Potosí por un “motivo de fuerza mayor”, adujo problemas eléctricos en el Tahuichi y a los pocos minutos llegó la respuesta de la Federación, aprobando la suspensión sin pedir una prueba técnica del asunto.
El resultado, partidos suspendido, situación que molestó a Real Potosí, que llegó al Tahuichi, como tenía que hacerlo, pero se encontró con puertas cerradas y la ausencia de su rival que se entrenó con normalidad en San Antonio.