Lo que hizo en la Copa Confederaciones para muchos fue un papelón, para nosotros no. Tahití en el medio de tanto despilfarro, de tanta corrupción, de tanto manoseo al fútbol, nos hizo acordar que esto es un juego. Es el juego más hermoso del mundo, en el que no importa nada más que hacer un gol.
Ese espíritu que hemos perdido en el medio de tantos billetes y decepciones, ese amor por el juego que hemos desperdiciado pensando que nos hemos acostumbrado a perder… Todo eso nos recordó Tahití que existe aún, y lo hizo en medio de la elite del fútbol Mundial.
Gracias Tahití por enseñarnos que podemos todos tener una oportunidad, ojala su fútbol aproveche este hito para crecer y que vuelvan pronto a ser noticia.
Fuente: Late! – El informe de Planeta Gol TyC Sports.