Una más y son incontables las ocasiones en que la tardía reacción dirigencial de nuestro fútbol encamina a ahondar viejas rencillas, en lugar de ir hacia el encuentro de soluciones para una actividad que todos sabemos necesita cambios, pero sobre bases de una real planificación y a largo plazo.
A solo diez días del congreso ordinario de la Federación Boliviana de Fútbol donde será elegido el directorio para los próximos cuatro años, la Liga Profesional sigue bajo la conducción de una directiva transitoria.
Pese a que todo lo que se avecina para los primeros días del próximo mes era de conocimiento general, ahora y se me ocurre extemporáneamente, cuatro clubes profesionales intentar conseguir el apoyo de otros tantos para adelantar la reunión del Consejo Ejecutivo de la entidad que los agrupa para elegir a quienes estarán a la cabeza de la LPFB durante los siguientes años, tratando así que sean sus genuinos representantes los que participen en la toma de decisiones dentro de la FBF, con la que tienen que compartir una complicada gestión como la que viene por delante.
Si esa posición hubiese sido promovida hace un mes o algo más, seguramente hubiese tenido el suficiente respaldo porque simplemente por lógica, no es aconsejable que los que están prontos a dejar funciones sean los que con su voto avalen o rechacen a los candidatos de la entidad rectora del futbol en Bolivia.
Esto se asemeja a lo que en el terreno de los equipos de fútbol sucede con frecuencia, donde muchos clubes contratan jugadores sin consentimiento del DT que será el futuro conductor y los resultados –salvo escasas excepciones- son casi siempre negativos.
Aprender de los errores del pasado es una de las elementales lecciones que recogemos en la vida común. ¿Porqué los dirigentes de élite, no ponen alguna vez en práctica esa enseñanza ?