Cinco meses después de trabajo extenuante de todas las escuderías, Nico Rosberg hizo bueno el papel de favorito que le otorgaba el motor de su Mercedes y logró la victoria sin discusión en el GP de Australia. Tras él, completaron el podio los McLaren de Magnussen, debutante en la Fórmula 1, y Jenson Button. Fernando Alonso sólo pudo ser cuarto en un estreno discreto por la falta de potencia del motor Ferrari, pero ilusionante por el gran nivel de pilotaje que volvió a mostrar el asturiano. Daniel Ricciardo, segundo en carrera, fue descalificado posteriormente por exceso de combustible en el motor.
Las principales sorpresas negativas las protagonizaron Vettel y Hamilton, que tuvieron que abandonar en las primeras vueltas por problemas mecánicos. El actual campeón y el favorito en las apuestas no pudieron tener un estreno más decepcionante. El británico salía desde la pole, pero pronto comenzó a ceder posiciones hasta que en la tercera vuelta su equipo le obligó a detener el coche. Lo mismo le sucedió a Vettel que, alejado de las primeras posiciones, sólo pudo rodar seis vueltas antes de meterse en el garage.
Sin dos de los principales favoritos al triunfo final, los motores Mercedes ejercieron su dominio en carrera, con las únicas excepciones de Ricciardo, posteriormente sancionado, y Alonso. Rosberg tuvo una de las carreras más plácidas de su trayectoria y logró su cuarta victoria gracias a la enorme superioridad de su Mercedes. También los McLaren, con Magnussen y Button, hicieron valer su mayor potencia para subirse al podio. Una situación que debería preocupar tanto a Red Bull como a Ferrari, pues sus pilotos fueron islas en medio de la opulencia de la ingeniería alemana.
Por detrás, los Williams dejaron grandes sensaciones pese a su discreto resultado. Bottas se fue al muro cuando presionaba a Fernando Alonso pero, pese a ello, fue capaz de recuperarse y terminar sexto, por detrás del asturiano. Felipe Massa tuvo la desgracia de cruzarse con Kobayashi en la primera curva y el japonés lo arrolló sin remisión.
En cualquier caso, de entre los equipos punteros Ferrari debería ser el más preocupado porque, aunque Fernando Alonso logró ser cuarto, Raikkonen no pudo ser más que octavo. Tras varios errores de conducción y sin posibilidad de realizar adelantamientos el finlandés terminó a más de 50 segundos del líder.
Esta primera carrera de la nueva Fórmula 1 dejó muchos menos adelantamientos que en temporadas anteriores y, como se preveía, muchos cadáveres en la pista. Las incógnitas mecánicas fueron tantas que lejos de ser valientes, las escuderías frenaron en muchos casos las ambiciones de sus pilotos. La temporada será larga y cualquier resultado positivo parece ahora un gran triunfo. Queda todavía mucho trabajo por delante de casi todos los equipos para que el espectáculo sea mayor y más igualado.
Fuente: La Vanguardia.com
