Después de un gran arranque, dirigirán su tercer partido. Por un lado, Adenor Bacchi, conocido como Tite, por el otro, Ángel Guillermo Hoyos: dos hombres de estilos muy marcados que buscarán salir del Arena das Dunas manteniendo su condición de invictos.
El brasileño, que ya ganó todo a nivel clubes, tiene el gran desafío de devolverle la identidad al equipo que, hasta ahora, no ha atravesado de la mejor manera su último recambio generacional. Para ello, apuesta por la misma fórmula que aplicó en Inter y Corinthians: un equipo sólido, que presione constantemente, que esté bien engranado y que sea rápido en la transición defensa-ataque.
El argentino, que sólo conquistó títulos en su paso por Bolívar, tiene una idea similar; pero, a diferencia de su contrincante, no cuenta con un plantel muy extenso, por lo que se apoya en tener hombres de experiencia en todas las líneas de su equipo. Es muy minucioso con el orden táctico y, de visitante, su propuesta cambia, pero, a diferencia de su antecesor, no resigna la ofensiva. En ese sentido, siempre está dispuesto a correr riesgos.
Uno de ellos logrará imponer su idea en Natal. Si es Hoyos, Bolivia estará dándole otro golpe a la historia, y la ilusión por cambiar la realidad del fútbol nacional será más grande de lo que ha sido en los últimos veinte años. De lo contrario, habrá valido la pena intentarlo.