Los refuerzos estelares de Blooming, Rafinha y Rafael Barros, volvieron a desempeñar papeles preponderantes para que el Celeste cruceño asegure los puntos en su casa: el volante aportó claridad en creación y el delantero fue una preocupación constante para la defensa del equipo paceño (además, anotó un golazo para el 2-0 parcial).
El equipo de Erwin Sánchez fue pragmático y, aún sin lucir, fue muy superior a su par en términos de profundidad y generación de peligro. Jugadores como Roberto Fernández, José Vargas, Paul Arano y Leonardo Vaca, mostraron mucho compromiso con la idea de Platiní, que se notó muy bien trabajada en el terreno de juego.
Bolívar, en contrapartida, volvió a tener altibajos. Y a esta altura del semestre, tras siete partidos jugados –tomando en cuenta la Copa Libertadores–, parece haber ido de más a menos: ya no le alcanza con sus individualidades para marcar la diferencia en partidos en los que no le sobra fútbol. ¿Es para preocuparse?