Lo que hay detrás de unas lágrimas

Aparenta fragilidad en un deporte donde dominan gimnastas pequeñas pero robustas, pero su exterior no es ni el mínimo reflejo de lo grande que es por dentro. Shang Chunsong tiene 20 años, aunque parece de 15, ya que la malnutrición que sufrió de niña no le permitió desarrollarse totalmente.
Foto: Zimbio
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Aparenta fragilidad en un deporte donde dominan gimnastas pequeñas pero robustas, pero su exterior no es ni el mínimo reflejo de lo grande que es por dentro. Shang Chunsong tiene 20 años, aunque parece de 15, ya que la malnutrición que sufrió de niña no le permitió desarrollarse totalmente.

Este jueves, en la final para definir a la próxima reina de la gimnasia artística, Shang terminó su competencia con unas delicadas lágrimas que demostraban desilusión por el cuarto puesto obtenido. La medalla de bronce hubiera sido una gran ayuda y premio a la dura niñez que tuvo que atravesar al nacer en la región más pobre de China.

Sus padres eran peones de construcción y su hermano mayor perdió la visión por falta de recursos para pagar un tratamiento. Ella era su lazarillo, y ambos tenían que atravesar un largo camino montañoso a diario para ir a al escuela.

A los siete años fue seleccionada para entrenar en el Centro de Gimnasia de Yongshun. El gran problema era que la familia no tenía como pagarlo, por lo que el hermano sacrificó sus estudios para trabajar como masajista y sufragarle los entrenamientos.

Chunsong buscaba, con esta medalla, pagarle todo lo que hizo por ella durante tantos años, por lo que esas lágrimas al final de la competencia cobran sentido.

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