Bolívar jugó una final, eso está claro, desde cómo preparó el juego, incluyendo una semana hermética y una motivación para el primer equipo en la que estuvieron involucrados los familiares de los jugadores, hasta cómo terminó el partido en Potosí, festejando el triunfo con su gente, haciendo una descarga después de la dura derrota ante San José en el Siles.
Motivación: Es que Nacional es el rival a vencer para todos, y Bolívar lo hizo, con ese trabajo previo en el grupo se vio un equipo metido, enchufado, y tuvo muchos puntos altos en su onceno.
Mustafa: El arquero de Bolívar tuvo una buena noche, sobre todo en el primer tiempo, fue determinante para sostener el cero, a pesar de haber tenido una pelota en el travesaño, tuvo dos contenciones de gran nivel con la mano derecha bien estirada, abajo, y rápido de reflejos.
La defensa: Sin Diego Bejarano fue una apuesta, Carlos Gomez jugó por ese carril y cumplió en la faena defensiva, nunca fue una via libre para Nacional y sobre todo para Harold Reina que se vio siempre incómodo. Prieto, Gutiérrez y Orellana funcionaron bien en Potosí.
Leonel Justiniano: El volante fue una de las piezas claves, le dio equilibrio al equipo, seguro y sólido en la marca, rápido en la salida, atento al anticipó, generador de fútbol, jugó uno de sus mejores partidos del año.
Juan Carlos Arce: Jugó a lado, en la espalda, a los costados de Riquelme, ocupó todo el frente de ataque y se hizo eje de los ataques Celestes, encontrando un socio ideal en el segundo tiempo: Erwin Saavedra.
El momento del Orureño: Saavedra tiene un presente excepcional, con el gol que anotó en Potosí – con una gran jerarquía – ya lleva seis goles en la Academia, y no sólo eso, suma seis asistencias, es pieza clave, y ya se consolidó como un hombre de medio campo, aunque como extremo por derecha es cuando más explota -lo hizo en el complemento- a pesar de que Bolívar no tuvo lateral derecho, decidieron dejarlo en su puesto y funcionó, fue el autor del único gol del partido.
