En el mundo del fútbol existe la filosofía de “jamás dejar a un goleador acercarse al área, ya que le basta una para hacer gol” y así fue con Triverio en el clásico ante Bolívar, no fue la mejor tarde del artillero Atigrado, pero cuando su equipo lo necesitó ahí estuvo para empujar el balón y dejar al destino y a la suerte encargarse del resto.
“Contento por el último empujón que logramos el empate, más allá no estamos festejando eso, sino como se dio el partido que faltando cinco minutos y perdieron por dos goles, festejamos el jamás bajar los brazos”, dijo el argentino en la primera práctica en Achumani un día después del clásico. Al minuto 92, Kike recibió un pase de Miranda dentro al área, el goleador uso como último recurso la chilena, disparó y la pelota rebotó en el defensor Celeste Bentaberry y finalmente terminó dentro del área de Lampe.
“Tuvimos la fortuna que la pelota termino en el arco, a veces tenemos que jugar con eso, de sacar algo que el rival no se lo espera”
Enrique Triverio