La final de la Libertadores: El partido de las operaciones, que tiene a la CONMEBOL cada vez más contra la espada y la pared

Que se juega en Santiago. Que la Conmebol no quiere saber nada con cambiar la sede. Que los clubes no quieren ir a Chile….
Foto: Conmebol.

Que se juega en Santiago. Que la Conmebol no quiere saber nada con cambiar la sede. Que los clubes no quieren ir a Chile, por la situación social que vive el país trasanidno. Que el tema entradas es vital para redefinir la sede. Que puede ser que Miami aparezca fuertemente en escena porque Torneos ve con buenos ojos que sea la ciudad elegida. Que Alejandro Dominguez (presidente de la Conmebol) se quedó con la sangre en el ojo el año pasado con que Doha tuviera el lugar de privilegio de albergar la primera final fuera de Sudamerica. Que hay posibilidad de que se juegue con el esquema de ida y vuelta. Que la definición se puede postergar al 30.

Todas esas especulaciones/operaciones son las que se hablan por estas horas alrededor de una final de Copa Libertadores que por ahora no tiene ninguna certeza, pero que cada hora que pasa se aleja más de jugarse en Santiago, el 23 de noviembre. La Conmebol tuvo la mala suerte que el estallido social se lleve puesta la seguridad del país presidido por Sebastián Piñera, pero su inacción a la hora de la comunicación le juega en contra. El no decir lo hace cada vez más responsable. La semana pasada le entidad madre del fútbol sudamericano salió a ratificar a la capital chilena, luego de la conferencia de la ministra de deportes, Cecilia Pérez, asegurara que el gobierno le había dado las garantías para que la final se desarrolle en el estadio Nacional. Pero los hechos recientes ocurridos en Chile no hacen ver que cada hora que pasa es tiempo perdido para una entidad que otra vez no estuvo a la altura de la circunstancia.

La esperanza ciega que había en Luque con que la crisis social que atraviesa el gobierno de Piñera, con manifestaciones en Santiago que exigen una reforma constitucional, ya no es la misma y por lo bajo aseguran que la Conmebol ya piensa en que la situación en ese país es insostenible a la hora de pensar en fútbol. Es lógico que desde Paraguay no quitarán el apoyo a Santiago porque eso significaría un duro golpe para el presidente chileno, pero también para las inversiones que hizo la casa madre del fútbol sudamericano desde principio de año para la primera definición a partido único de la historia de la Copa Libertadores. Por eso, en las últimas horas desde el Departamento de Marketing de Conmebol le pidieron a los proveedores, que están en Santiago organizando todo lo referido a la planificación, una liquidación para saber cuanto se lleva gastado hasta ahora.

La idea es mostrarle a los presidentes de los clubes finalistas (Rodolfo Donofio y Rodolfo Landim), y de las Asociaciones de Chile (Sebastián Moreno), Argentina (Claudio Tapia) y Brasil (Rogerio Caboclo), los costos que significaría sacar el partido de Santiago. Alejandro Domínguez intentará tirar en la mesa la idea de que se postergue una semana la definición y pase del 23 al 30 de noviembre manteniendo el escenario. La respuesta, al menos desde River, será negativa, porque desde Núñez algunos dirigentes aseguran en off que ya no quieren viajar a disputar la final en Santiago.

Si la opción de postergar la final una semana en Chile es rechazada por los presentes en la reunión que se desarrollará hoy en el edificio de la CONMEBOL en Luque, Domínguez tirará una posibilidad que maneja por lo bajo desde la semana pasada, cuando los incidentes en Chile eran cada vez más grandes: que la final se juegue en Asunción. Con la excusa de que la final de la Sudamericana, que este sábado 7 disputarán Colón e Independiente del Valle, se desarrollará ahí, intentarán que la definición de la Libertadores también sea en la Nueva Olla, el flamante estadio de Cerro Porteño.

¿Qué problemas habría en dicho escenario? El mayor inconveniente es la capacidad. En dicho estadio hay tres mil lugares menos que en el Nacional de Santiago, y si se tiene en cuenta el pulmón de seguridad que habrá para separar a las hinchadas, se estima que serán seis mil tickets faltantes con relación a una venta de entradas que ya está avanzada, por no decir sobrevendida.

Foto: ABC Color

Las otras sedes que se barajaban casi que están descartadas. Barranquilla fue una de las opciones que estaba arriba de la mesa, pero la menor capacidad del estadio con relación al Nacional de Santiago, y sobre todo, la complicada ruta aérea para que los planteles lleguen a destino (deben hacer escala en Bogotá, ya que no hay vuelos directos) hacen que desde el seno de la Conmebol la hayan descartado.

Con la Conmebol ya abriendo los oídos para escuchar propuestas llegaron varios ofrecimientos de sedes. Los dos más llamativos fueron los de Doha y Miami. Los que conocen al presidente de la entidad aseguran que el año pasado, en la final que terminó jugándose en Madrid, la ilusión de Domínguez era que el Superclásico -que ganó River 3-1- se disputara en Catar.

Con la sede de Estados Unidos también se coqueteó la temporada pasada, pero la negativa del presidente de la CONCACAF, el canadisnse Victor Montagliani truncó esa posibilidad. Desde ese momento las relaciones entre CONMEBOL y su par de Centro, el Caribe y Norteamérica no son las mejores. La intención de que el River-Flamengo se dispute en el Hard Rock Stadium, de Miami, solo se sostiene por la buena camaradería que existe con la MLS y en la capacidad de dicho escenario (más de 65.000 espectadores).

Montevideo fue otra posibilidad que se barajó. Los problemas lumínicos que posee el estadio que fue sede del Mundial de 1930 y las refacciones que habría que hacerle para que sea una posibilidad reducen drásticamente las chances. Otra cosa a tener en cuenta es que el 24 de noviembre en Uruguay se llevará a cabo la segunda vuelta de la elección presidencial, por lo que se debería disputar el 30 y por la tarde. Muy difícil.

En una Conmebol que parece tener en la capacidad de los estadios que son Plan B el mayor de los problemas, una opción que estaba descartada, pareció tomar más fuerza en las últimas horas: Lima. A pesar de los problemas políticos que atraviesa la Federación Peruana de Fútbol, el aforo de más de 80.000 personas que tiene el estadio Monumental de la capital incaica suma opciones en medio del desconcierto.

Foto: Depor.com

Tal es el desconcierto que hay con relación a la definición de la Copa Libertadores, que por la tarde de ayer, algunos dirigentes de peso deslizaron en off la posibilidad de que se deje de lado la final única y se vuelva al formato de ida y vuelta. Más allá de que la Conmebol tiene un compromiso comercial y que apostó mucho dinero en un partido definitorio, las fechas de River y Flamengo no darían. Además, el Millonario fue sancionado con un partido a puertas cerradas, por el uso de pirotecnia en la semifinal ante Boca. Imposible.

En estos tiempos de decisiones por CONMEBOL debería destacarse el sentido común. Pero como suele decirse “el sentido común, es el menos común de los sentidos”. Y en el medio quedan los hinchas, que a pesar de esta vez no tener la culpa de nada siguen viendo como otra final de Copa Libertadores juega con la ilusión de alentar a su equipo… sin importar los colores.

Javier Lanza
Editor Ovación24

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