La decisión ya está tomada y lo que viene es cuestión de formalismo, nada más. Después de la derrota ante Guaraní (1-4) por la Copa Sudamericana, el presidente de Oriente Petrolero, Miguel Ángel Antelo, anunció medidas drásticas para aquellos jugadores que –según dijo- no están a la altura del club o no son el refuerzo que se esperaba cuando fueron contratados.
Con nombre y apellido, los dardos apuntan al argentino Julián di Cosmo. A la poca influencia que tuvo en los partidos que jugó en el torneo pasado se suma su baja producción el jueves frente a los paraguayos. Algunos hinchas rechiflaron primero su ingreso, por el lesionado Alcides Peña, y al final del partido el descontento se hizo general. “Vamos a reunirnos con él para llegar a un acuerdo, porque su permanencia no le hace bien a él, ni al equipo ni a los hinchas”, dijo enfáticamente Antelo al programa radial Los Más Buscados.
Di Cosmo llegó en enero de este año para reforzar la delantera albiverde tras la partida del argentino Danilo Carando y de José Alfredo Castillo. Sin embargo, sus escasas actuaciones cuando le tocó ser titular no llenaron las expectativas y el descontento fue creciendo como una bola de nieve. La gota que rebalsó el vaso fue su opaca participación el jueves en la derrota ante Guaraní. No es ni la sombra del Di Cosmo que llegó a The Strongest para convertirse en un delantero importante.
Otros en la mira
Los argentinos Matías Córdoba y Hugo Bargas tampoco están colmando las expectativas, según el presidente. Sin embargo, a diferencia de Di Cosmo, que aún no jugó en el torneo Apertura, Antelo dejó entrever que para ellos solo habrá un llamado a la reflexión. “Córdoba recién jugó tres partidos y habrá que esperarlo y a Bargas lo conocemos todos”, manifestó. El descontento también abarca a los nacionales.
De los extranjeros los defensores argentinos Mariano Brau y Pablo de Muner son los que mayor regularidad mostraron.
Antelo dijo que iba a reunirse con el DT Roberto Pompei para hacer una evaluación, hasta ahora, del equipo que el argentino comanda
Fuente: El Deber