En el corazón de la zona norte de La Paz, al interior del Seminario San Jerónimo, se encontraba una cancha cargada de sueños. Era un espacio que, aunque sencillo, guardaba la promesa de convertirse en un refugio natural para los niños. Fue en aquel terreno, en 1958, donde un joven de 12 años llamado Rolando Jordán, comenzaría a escribir las primeras líneas de su historia de amor con el fútbol.
Aquellos campeonatos en los que participaban los niños de la zona, organizados en categorías como mosquito, mascota, infantil y juvenil, eran anhelados por los niños de barrio. “Como yo vivía en la zona norte, todos los niños y jóvenes acudíamos a los campeonatos del seminario. Ahí comencé a jugar fútbol. Mis amigos y yo emocionados, fuimos ascendiendo por categorías; en fin, mi vida fue el fútbol”.
Ese amor por el deporte, sembrado en la infancia, creció con el tiempo y floreció muchos años después. En 2001, guiados por la pasión y la visión de compartir aquello que tanto amaban, Rolando, junto a Luis y Ricardo Orozco, decidieron dar un paso trascendental: fundar la primera escuela de fútbol en La Paz. Así nació la escuela de fútbol Sucre, un refugio para los sueños de niños de 8, 10 y 12 años, donde aprender y competir se convirtió en una celebración cotidiana del deporte.
Rolando recuerda con nostalgia los inicios de aquel gran proyecto deportivo: “Así empezamos con el deporte. En ese entonces, yo era ayudante del entrenador Luis Orozco y también administraba la escuela. Trabajamos uno, dos y tres años, hasta que vimos una convocatoria y, por supuesto, nos presentamos”.
La pasión de Rolando y su equipo se encontró con una nueva oportunidad en 2004, cuando el Club Alemán lanzó una convocatoria para administrar su escuela de fútbol. Luis, Ricardo y Rolando presentaron su proyecto y resultaron ganadores. Así “empezamos a trabajar en la escuela, creando diferentes categorías para niños y jóvenes. También participamos en la asociación y poco a poco la escuela fue ganando popularidad”.
La escuela ya contaba con estudiantes en varias categorías, pero el siguiente desafío era encontrar rivales más allá de su propio campo de juego. Con esa idea en mente, Luis, Ricardo y Rolando decidieron organizar un campeonato propio. La fecha elegida no fue casual: el 16 de julio, en honor a la efeméride paceña.
Para concretar su proyecto, buscaron el apoyo de Marcos Córdova, presidente de deportes del Club Alemán y presidente ejecutivo de Nissan en Bolivia. “En ese tiempo se jugaba la ‘Copa Nissan Sudamericana’, así que se nos ocurrió proponerle a don Marcos que Nissan auspiciara el campeonato. Él aceptó gustoso. Organizamos el campeonato e, inicialmente, invitamos a colegios y escuelas de fútbol”, recuerda Rolando con orgullo.
Aquellos primeros pasos fueron decisivos, marcados por el cuidado y la pasión de Luis, Ricardo y Rolando, quienes se encargaron de cada detalle: desde médicos y árbitros hasta trofeos y el espacio de juego. Al momento de elegir un nombre, la inspiración fue casi natural. Los equipos, mayoritariamente conformados por colegios, y el respaldo de Nissan se unieron para dar vida a la Copa Nissan Intercolegial.
El campeonato inició con ocho equipos que disputaron emocionantes partidos de ida y vuelta, el éxito fue inmediato. La impecable organización y el entusiasmo desbordante de los colegios participantes no solo llenaron de vida la cancha, sino que también alentaron al equipo organizador a seguir soñando y planificando una segunda edición. Así, un pequeño sueño comenzó a convertirse en tradición.
En 2005, las llamadas no cesaban. Los representantes de los colegios querían inscribir nuevamente a sus equipos. Rolando y sus compañeros, emocionados por el interés, acudieron de nuevo a Marcos Córdova, quien aceptó aumentar el número de participantes. “Nos reunimos con él y aumentamos a aproximadamente 18 equipos en la segunda edición. Desde ese momento, la copa se convirtió en la actividad de responsabilidad social empresarial de Nissan. Ese año fue todo un éxito, hubo más difusión y más equipos”.
Con cada nueva edición, la Copa Nissan Intercolegial seguía expandiendo su influencia. La prensa comenzó a tomar nota, y canales como Católica TV y TVU, junto a programas deportivos de radio, ofrecieron su respaldo, dando una nueva visibilidad al torneo que se ya había convertido en el más esperado por los jóvenes de La Paz.
Años más tarde, el profesor Luis Orozco recibió la convocatoria de la selección para ser preparador físico, lo que lo llevó a dejar la Copa, y con él, a Ricardo. Así, Rolando asumió el desafío de continuar con el torneo. “Sin pensarlo, pasó un año tras otro, y la Copa siguió creciendo: de 18 equipos a 26, luego a 32, a 45… y este año somos 115 equipos”, recuerda con una mezcla de orgullo y asombro ante la magnitud que había alcanzado aquel sueño que comenzó en un campo de fútbol del barrio.
Hoy en día, la Copa Nissan Intercolegial se organiza cada año, comenzando en marzo, y las reuniones de coordinación con el equipo de marketing son esenciales para dar forma al torneo. “Llegar a este punto es algo increíble. Nunca imaginamos que la Copa tendría más de 20 años de historia. Es gratificante ver cómo, año tras año, logramos un cierre exitoso”, reflexiona Rolando.
Con el tiempo, la Copa fue evolucionando, y el incremento en la cantidad de colegios inscritos fue necesario crear un equipo que gestionara este ambicioso proyecto deportivo. Así nació el equipo organizador de la Copa Nissan, formado por especialistas en sistemas, encargados de la mesa de control, y otros profesionales con roles específicos que aseguran la continuidad y éxito de un evento que sigue dejando su huella en la historia deportiva de La Paz.
“Me siento feliz de estar cerca del cierre de la Copa Nissan de este año. Es importante recordarles a los padres que sigan incentivando a sus hijos a practicar deporte.” Este torneo, que abre sus puertas cada año, se convierte en un faro de oportunidades para niños y jóvenes, ofreciéndoles una formación integral en la que el deporte juega un rol fundamental para su desarrollo saludable. Muchos de los participantes comienzan a jugar en la Copa Nissan desde la primaria y continúan hasta graduarse del colegio.
A medida que nos acercamos a la final, para muchos jóvenes será su última Copa. “A ellos solo puedo decirles que nunca dejen de practicar deporte. Una niñez y juventud sana, con deporte se gana”, expresa con convicción Rolando, sabiendo que, más allá de los trofeos y medallas se construyen valores y aprendizajes que perdurarán toda la vida.