El fútbol pasó a segundo plano luego de finalizado el torneo y más aún con la disputa del Dakar que a partir de hoy conmociona el mundo tuerca y fundamentalmente a los países por donde tiene recorrido la nueva versión.
Sin embargo no dejan de originar comentarios los planes que se van anunciando en el habitual intercambio de técnicos que al final de cada campeonato realizan nuestros equipos.
Es normal que quienes no tuvieron el éxito deseado —que muchas veces está fuera del alcance real– – piensen que con la llegada de otro conductor todo cambiara, así el recientemente contratado venga de haber fracasado en otro plantel. La cuestión es ilusionarse con los nuevos planes que al final de temporada casi siempre quedan solo en eso, planes o sueños casi irrealizables; pero los directivos ya cumplieron aun a sabiendas del incierto panorama en el que incursionan.
Probablemente esa sea una de las razones para que nuestros torneos no ofrezcan ninguna alternativa de cambio, pues son las mismas caras con otro uniforme y casi siempre con los mismos planes que en otros clubes no tuvieron resultado alguno.
Tanto porque la economía no permite o por la ceguera directiva, lo cierto es que el primer torneo del 2014 no parece ofrecer nada novedoso y habrá que esperar que el trabajo responsable sea el mejor ingrediente para tratar de subir por lo menos un peldaño con relación al pasado certamen del 2013.
En cuanto a los campeonatos paralelos todo va quedando como un anuncio más que cada cierto tiempo se escucha, sobre todo para acallar los reclamos más que con el real propósito de cristalizarlos.
Visto ese panorama, creo que este primer mes del año, incluso los futboleros tendremos que unirnos a la fiebre del gran acontecimiento que hoy se puso en marcha. Mejor pensemos en el “Dakar 2014”, que para volver a hablar de fútbol ya habrá tiempo.
