Es cierto, el gol de Hernández se gritó en la facción Santa en el Capriles, en casi todo Oruro por lo agónico y por lo que implica para San José jugar ante Wilstermann en Cochabamba. Pero no fueron los únicos que celebrearon.
El gol del hispano se gritó también -y con mucha fuerza en La Paz- porque ese gol les dio de regalo a Bolívar y a The Strongest, algo que sólo tenía Wilstermann hasta el domingo: La chance de depender de sí mismos.
Bolívar celebró el gol de Íker Hernández, su jugador, que está a préstamo en el Santo, porque significa la chance de ser líder solitario del torneo y poder, ganando todo lo que le queda, ser inalcanzable para el resto. Claro, en el medio debe enfrentar al propio San José y al Tigre.
Por es el gol del jugador Santo también se celebró en Achumani, porque tras su triunfo en el Tahuichi, le da esa misma chance, de ganar todo lo que le queda para consagrarse, porque en su camino están Wilstermann y Bolívar, rivales directos a los que puede eliminar en mano a mano y hacerse inalcanzable en la cima para el resto.