El grupo de los tapados (?) … Bélgica y Rusia pueden ser las sorpresas de un Mundial que parece evitarlas.
BÉLGICA viene tan anunciada como la sorpresa, que a estas alturas lo sorprendente sería que se quedara fuera en primera fase. La generación de jugadores que dirige el seleccionador Marc Wilmots viene en algunos casos jugando como equipo desde que tenían 12 años y sus integrantes ya muestran su talento en ligas de lata competición: Vincent Kompany en el Manchester City, Toby Alderweireld en el Atlético de Madrid, Daniel Van Buyten en el Bayern de Munich. Las joyas de la corona son Romelu Lukaku y Eden Hazard, ambos en la Premier League y sobre quienes estarán puestos los focos al no poder contar con Christian Benteke, cuya lesión puede afectar la distribución ofensiva de un equipo que brilló en la ronda eliminatoria superando a Croacia (también clasificado), Serbia, Escocia, Gales y Macedonia. No obstante el talento y el hambre de gloria, un torneo de selecciones estacional no es igual a una liga de clubes más extensa y ese es el punto flaco de este equipo que registra una sequía de victorias notable desde octubre del año pasado. Si no se registran sorpresas, los veremos en octavos de final.
ARGELIA parece haber mantenido cierta regularidad que hace que repita presencia en un mundial, habiendo reaparecido en Sudáfrica 2010 después de 24 años de ausencia de una fase final. Los Zorros del Desierto dejaron atrás a Mali, Benin y Ruanda en fase clasificatoria y vencieron a Burkina Faso en el repechaje final de la zona africana. El bosnio Vahid Halilhodzicse suele plantear un 4-1-4-1 que se convierte en 4-1-3-2 cuando el equipo toma la iniciativa de ataque, con Madjid Bougherra y Carl Medjani como bazas de la defensa. Al arco repite el experimentado Rais M’Bolhi (del CSKA de Bulgaria) y la alineación se completa con algunos habituales de la Liga española y de la Premier, como Mehdi Lacen, Yacine Brahimi, Rafik Djebbour y Essaid Belkalem. El seleccionador se sacará la espina de dirigir en una Copa del Mundo después de haber sido despedido del cargo de Costa de Marfil tres meses antes de comenzar el anterior torneo.
RUSIA se clasificó a la Copa del Mundo con un antecedente difícil de ignorar: superó al más pintado Portugal en la fase eliminatoria obligándolo a jugar el repechaje con Suecia y dejando fuera a Israel, Azerbayán, Irlanda del Norte y Luxemburgo. En sus últimos mundiales, 1994 y 2002, los rusos no superaron la fase de grupos y no estuvieron a la altura de su historia como Unión Soviética, equipo que llegó a semifinales en 1966 y a cuartos de final en 1958, 1962 y 1970. El DT italiano Fabio Capello ha dotado al equipo de una solidez envidiable y de mucho equilibrio entre líneas, que gusta de hacer pressing pese a que su planteamiento 4-3-3 pareciera tener más vocación ofensiva. El central Roman Shirokov es la clave del equipo, ya que defiende y sube al ataque como muestra del despliegue físico que Capello exige. El principal problema está en defensa, donde Ignashevich y Vasiliy Berezutski son las únicas opciones y hay muy poco para elegir en la banca.
COREA DEL SUR aún recuerda a Guus Hiddink y la proeza de haber llevado a su selección a semifinales en el torneo de 2002, y de hecho su seleccionador actual, Hong Myung-bo, era el capitán de aquella formación y se imbuyó del espíritu “holandés” de aquél equipo, combinándolo con el estilo de juego más tradicional de los surcoreanos, contragolpes veloces y delanteros ganaespaldas en ataque. Hong juega a presionar en la salida con un 4-2-3-1 y es muy difícil quitarle la posesión de la pelota. Pasó sustos al clasificar frente a Líbano e Irán, pero dejó atrás a Kuwait, Qatar, Uzbekistán y Emiratos Árabes. El principal problema del equipo asiático está en defensa, donde sus estrellas Kim Jin-su y Lee Yong no parecen dar la talla. Hong Jeong-ho y Kim Young-kwon, ambos defensas y ambos jugadores de la Bundesliga alemana, son las vías de proyección de la zaga, que se conecta con los habilidosos Lee Chung-yong y Son Heung-min, dejando la posición de enganche a Koo Ja-cheol. Los surcoreanos quieren por lo menos superar la fase de grupos y saben que tienen con qué hacerlo.