El grupo de la Argentina, el sudamericano que llega al Mundial rodeado de equipos del otro lado del Mundo.
ARGENTINA tal vez ha sido favorecida con lo menos parecido a un grupo de la muerte, después de dos mundiales en los que Alemania le dijo no en cuartos de final. Ganadores de la zona sudamericana CONMEBOL, el DT Alejandro Sabella tiene dos grandes méritos por ahora. El primero es haber integrado a una plantilla que brilla como equipo y no por sus individualidades, logro meritorio si se tiene en cuenta la movida inteligente de hacer que el equipo juegue en torno a Messi. Después de las críticas que recibió la albiceleste en la Copa América organizada en casa en 2011, Sabella ha logrado también sacar lo mejor del pasado menottista y bilardista y plantear un once equilibrado que juega un 4-3-3 no tan vistoso como efectivo. Si la cantidad de estrellas que por lesión no llegarán al mundial ayuda a poner el foco en Messi, deberíamos fijarnos en sus costados: Ángel Di María llega en su mejor momento e Higuaín también, sin contar a Agüero y Palacio. Muchos han dicho que el fixture mundialista está prefabricado para llegar a una final Brasil-Argentina; a los futboleros se nos caen las babas de solo pensarlo.
BOSNIA-HERZEGOVINA en la llegada a su primer mundial desempolvó lo mejor de la historia que indicaba a esta república de la ex Yugoslavia como un semillero de grandes futbolistas. Su clasificación a Brasil se produjo después de ocho brillantes victorias, un empate y una solitaria derrota de local ante Eslovenia, a quienes dejaron atrás junto a Lituania, Latvia y Liechtenstein, clasificando en el grupo G europeo junto a Grecia. El entrenador Safet Susic ha logrado ensamblar una plantilla muy ofensiva de 4-4-2 con diamante en el medio y muy peligrosa cuando está en posesión de la pelota; 30 goles a favor y solo 6 en contra dan fe de un poderío ofensivo en el que destaca el nombre de Edin Dzeko, estrella rutilante del Manchester City. Pese a haber sido derrotados por su futuro rival Argentina en noviembre por 2-0, los Dragones son favoritos para pasar a segunda ronda.
IRÁN llega a un mundial por cuarta vez y por segunda vez a Sudamérica después de Argentina 1978. La dirección técnica de Carlos Queiroz, ex Real Madrid y ex seleccionador de Portugal, ha logrado sacar lo mejor de una plantilla que ya tiene a algunos jugadores como Ashkan Dejagah (del Fulham) alternando en grandes ligas europeas. Los islámicos llegan a Brasil después de dejar en el camino a Qatar, Bahrein, Indonesia, Uzbekistán, Líbano y Maldivas, sin embargo, Queiroz tiene un problema: su planteamiento 4-3-3 puede haber funcionado contra los mencionados rivales pero no parece ser lo más aconsejable para enfentar a rivales del calibre de Argentina y Nigeria. Sí, Irán no es favorito y tal vez su papel sea el de juez del grupo restando puntos y posibilidades al menos afortunado de los otros tres.
NIGERIA ya es un habitué de las competiciones internacionales, pero en mundiales ha ido de más a menos. Deslumbró en EEUU 94 y Francia 98 pero se deslució en Sudáfrica sin superar la fase de grupos. En las eliminatorias superó con dificultad a Malaui, Kenia, Naminia y Etiopía, pero tal vez su mayor motivación en el grupo sea vencer a una Argentina que la ha derrotado en anteriores enfrentamientos mundialistas. El entrenador Stephen Keshi es un símbolo del fútbol nigeriano y suele plantear un 4-3-3 que aprovecha adecuadamente la velocidad de sus jugadores, algunos de ellos muy jóvenes y varios en ligas europeas. El arquero Vincent Enyeama es el experimentado líder de un grupo que además cuenta con nombres como Efe Ambrose del Celtic y Elderson Echiejile del Mónaco. El medio cuenta con el talento de Mikel John Obi (que pese a todo, no se desmpeña en su misma posición que en el Chelsea) y Ogenyi Onazi, quien sabe sortear creativamente defensas cerradas con su experiencia en la Lazio. Lo más seguro es que las Súper Águilas (o Águilas Verdes) deban pelear con Bosnia-Herzegovina el segundo lugar de este grupo.