Fue la gran figura del encuentro, el Santo se puso al hombro el equipo y el partido. Cuando Eduardo Villegas decidió la salida del brasileño, el diez del equipo de Oruro anotó un golazo y fue la pieza clave para sostener el resultado en los 75 minutos que estuvo en el campo.
Fue el más lúcido del partido, tanto que leyó perfecto el momento anímico de José Peñarrieta -que volvió a atajar luego de casi un año- que tuvo que ingresar por la lesión de Daniel Vaca. En la primera oportunidad que tuvo le pegó al arco y salió un misil que hizo imposible la floja resistencia del arquero del Tigre.
Luego probó un par de veces más y por centímetros no encontró el segundo gol. El buen juego del “pequeño”, como le dijo Carcelén, fue un problema sin solución para el medio campo del cuadro de Ischia, y cuando Eduardo Villegas decidió su salida, fue un alivio para los paceños que encontraron el empate siete minutos después.
