El 2017 no había arrancado de la mejor manera para Gilbert Álvarez. Hasta este martes, sólo había jugado cuatro partidos (dos como titular), todos en la Liga y sin poder marcar.
Por eso, cuando vio que su cabezazo se colaba al arco defendido por Cristian Lucchetti, se quitó de encima un peso enorme con un festejo muy genuino, lleno de bronca contenida: no marcaba desde agosto.
A esto, aunque esté de más decirlo, hay que sumarle la importancia de la victoria ante los tucumanos: con ella, el Rojo volvió a escalar a la cima del Grupo 5 de la Conmebol Libertadores; sus chances de clasificación están intactas.
En definitiva, no fue un partido más para los aviadores. Y tampoco para Gilbert, claro está. Se podría decir que, para ambos, tuvo connotaciones de un renacer anímico. ¿Les alcanzará el impulso para mantenerse de pie en la Copa?
