“¿Qué Honduras con Francia? ¡Re fome!” me decía un amigo al ir pasando el 2T. Y tenía razón, bajito el nivel del match. Al comenzar el partido era como si los hondureños se hubieran hecho a la idea de aguantar a Francia todo lo posible, sin más iniciativa. El problema es que no contaban con los recursos para plantear nada e incurrían en torpezas poco usuales. A los 42′ se tuvo que ir Wilson Palacios por doble amarilla, ambas faltas muy desleales. La primera una escaramuza con Pogba y la segunda le valió el penal que Benzema canjeó por gol. Francia por su lado nos hacía extrañar a Ribéry y Nasri, con un equipo que funcionaba al 70%. Matuidi, Sissoko y cia. no ponían mucha voluntad porque tampoco hacía mucha falta y las infracciones de la defensa hondureña hacían presagiar una segunda roja (una de Figueroa contra Valbuena no tuvo tarjeta por gracia divina). En el segundo gol debutó la tecnología de la FIFA: Valladares tomó mal un rebote y la metió en su propio arco. Luego Benzema con cañonazo decretó el tercero y en adelante Francia trató de cuidarse las canillas y le hizo precio al equipo más discreto que hemos visto en lo que va del Mundial.
