Farías: “Bolivia, hay que atreverse”

En una larga nota publicada minutos después del anuncio en un hotel de la zona sur, Farías mostró su ilusión en cada párrafo, como técnico invitado o ¿definitivo?
Foto: Agencia Marka Registrada
Foto: Agencia Marka Registrada

En una larga nota publicada en el medio Jefes del Juego, que es propiedad de César Farías y un grupo de comunicadores latinos, minutos después del anuncio en un hotel de la zona sur, Farías mostró su ilusión en cada párrafo, como técnico de Bolivia:

¿Por qué no se puede hablar de clasificar al Mundial? ¿Por qué no trazarse objetivos concretos? ¿Por qué está mal soñar con grandes metas? Si se trabaja para ello…

No le temo a poner objetivos claros, con nombres propios, como clasificar al Mundial de Catar 2022. No es un discurso triunfalista, no es humo. Es asumir compromiso y poner la mirada en algo concreto. Luchar por algo. Se puede lograr o no, pero lo que no concibo es ofrecer procesos como quien ofrece un proyecto que nunca concreta.

Desde que llegué a Bolivia me encontré con el discurso de un fútbol que refleja un ambiente agobiado por las dificultades, incertidumbres y donde la principal queja es la carencia de institucionalidad y la falta de bases desde deportivas hasta de infraestructura.

Mi visión particular sobre los problemas es que no lo son, si te ocupas de ellos. La queja estanca, inmoviliza.

Vengo de un fútbol como el venezolano que también tenía y todavía enfrenta algunos problemas, y allí aprendí de un maestro como Lino Alonso que debes trabajar con la realidad y empujar hacia adelante.

La selección nacional de un país debe ser un ejemplo de eso, de trabajo, dar esperanza y con resultados contagiar a su entorno para cambiar la mentalidad. Pero no se trata solo de intenciones.

Nosotros hemos hecho un análisis situacional del fútbol de Bolivia, tenemos la experiencia de dirigir y vivir en el país y tenemos un pleno conocimiento del marco en el que competimos que es la Confederación Suramericana de Fútbol (Conmebol).

Un aprendizaje que consolidé luego de mis seis años al frente de la selección de Venezuela, a la cual clasificamos a su primer mundial juvenil Egipto 2009, con la que alcanzamos el cuarto lugar en la Copa América Argentina 2011, y luchamos por un cupo en las Copas del Mundo Sudáfrica 2010 -en la que quedamos a dos puntos del repechaje- y de Brasil 2014 terminando en el sexto lugar peleando el repechaje hasta las últimas fechas.

Yo sueño con el Mundial y por ello he conversado y preguntado por su experiencia a muchos amigos como Sergio Markarián, Xabier Azkargorta, “Bolillo” Gómez, Bora Milutinovic, Jorge Luis Pinto, Luis Fernando Suárez, Maturana, Mejía Barón o el Maño Ruiz, que en paz descanse. Todos fueron. Respeto la trayectoria y sapiencia de quienes han llegado a donde yo quiero llegar con trabajo, y me mantengo en constante aprendizaje.

No existen fórmulas mágicas, pero sí es cierto que hay ciertos requisitos que el fútbol necesita para crecer, evolucionar y lograr objetivos. Uno de ellos es tiempo, y por eso digo que los procesos no los hace un entrenador, sino los dirigentes.

Un entrenador puede liderar un proceso y hacer una planeación para ello y contar con que le puedan dar el tiempo, porque en el fútbol obviamente tiene que haber resultados de desarrollo y puntos que son los que te sostienen.

Lo que Uruguay, por ejemplo, ha alcanzado hoy día con el proceso del Maestro Tabárez ha sido por un buen trabajo de planificación de selecciones, pero también porque le dieron tiempo para desarrollarlo, que se ganó en parte con resultados, porque cuando hubo dudas se concretó el cuarto puesto en Sudáfrica 2010.

Lo viví en la vinotinto. Después de lograr un resultado histórico al vencer a Brasil en un amistoso en Boston, perdí cuatro partidos seguidos en la eliminatoria. El presidente de la Federación, un apasionado navegante como yo me dijo: “se está acabando el bombillo de 12 voltios”.

Al siguiente partido comenzamos perdiendo y lo volteamos para ganar 3-1. A partir de ahí, empatamos con el Chile de Bielsa, le ganamos a la Colombia de Radamel Falcao y James, a Perú, a Bolivia en La Paz, y empatamos con Brasil en Brasil. Es verdad, no llegamos al Mundial, pero crecimos.

Por eso entiendo la frase de Tabárez cuando dijo que el camino es la recompensa.

Además del tiempo, el diagnóstico es importante porque te permite entender con qué cuentas y qué debes desarrollar. Lo he dicho, podemos sacar provecho al buen pie del jugador boliviano y potenciarlo en otros aspectos en función del biotipo y otras características. El proceso exitoso que se desarrolló en Chile es una evidencia.

Compites con tus propias armas, pero tenemos que creer en ellas y atrevernos. El fútbol necesita de atrevimiento. Podemos sorprender con un fútbol ofensivo, rápido y escurridizo. Jugar en ataque y presión, con un buen juego que nos identifique. Para ello necesitamos más jugadores de alto rendimiento en la alta competencia, en ligas competitivas, fuertes, a los que el ámbito internacional los obliga a crecer. Pero también tenemos que esforzarnos por generar jugadores desde el torneo local, que jueguen a otra velocidad, darle cabida a los más jóvenes. Funciona en todas partes, pero hay que hacer que suceda.

Es importante que al proceso de la selección nos sumemos todos. Involucrar a todo el fútbol boliviano, generar integración y construir un equipo. Encontrar en la verde un sentido de unidad. Siempre lo diré: a la selección nunca se le dice que no. El fútbol puede generar muchas cosas positivas para un país que van más allá de lo competitivo y por eso hablo de sumar voluntades, contar con personas de todos los ámbitos que quieran construir. Cuando la selección pase a ser más grande que cualquier otra camiseta o interés, es el momento en que la selección empiece a crecer.

Cuando llegué a Bolivia conseguí en The Strongest a un Alejandro Chumacero con la rodilla rota y pensando en su retiro en medio de un panorama complejo a nivel personal y profesional. Hoy en día es la vedette del fútbol mexicano.

Creo en la transformación y que eso lo podemos hacer con muchísimos jugadores acá.

De mi paso como seleccionador de Venezuela, también me reafirmé en ciertas convicciones que hoy repito: la lucha no puede ser interna, no podemos desgastarnos nosotros. Nuestros rivales son Argentina, Brasil, Chile, Perú, etc. Nosotros estamos para defender nuestras posibilidades de clasificar e ir más allá de lo que hoy creemos que son nuestros límites. No podemos ser nuestros propios enemigos.

Se suele decir que la hinchada es lo que quieren sus relatores y si se quiere tener un mejor país hay que tener responsabilidad social y ser una influencia positiva. A eso apuesto yo.

¿Por qué no?

César Farías
La Paz, 15 de mayo de 2018

Jefesdeljuego.com

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