Parecía armado. Tras pálidas actuaciones, y en el mismo día, Messi y Cristiano Ronaldo se quedaron fuera del que podría ser su último Mundial. Y pusieron fin (?) a un debate sin sentido: si uno de los dos avanzaba, ¿lo hubiera hecho mejor jugador que el otro?
En principio, el hat-trick de Ronaldo ante España, en adición al penal que el arquero islandés le atajó a Messi, les brindó argumentos a los fanáticos del portugués –e incluso a los medios de Madrid– para celebrar la superioridad del luso. Pero después desaparecieron.
Ninguno de los dos rindió a la altura de lo que se esperaba. El primer partido de CR7 fue brillante, sin lugar a dudas, pero a partir de ahí no mostró mucho más. Y Messi anduvo perdido en los cuatro partidos, salvo alguna aparición (sólo desequilibró contra Nigeria).
¿Eso quiere decir que no son tan buenos como se cree? No. ¿Son los peores por haber desperdiciado penales? Tampoco. ¡Basta de exagerar! Cuatro partidos no borran diez años jugando a un nivel superlativo. Pero eso sí: sin el trofeo, da la impresión de que la paridad no se romperá.