No hay duda que los Juegos Olímpicos son el sueño de todo deportista de alto rendimiento, que anhela ser uno de los representantes que pueda estar en tan privilegiada competencia. Es la ilusión de todo atleta que se prepara durante un ciclo olímpico de cuatro años, para brillar en el escenario más importante del deporte.
Pertenecer al equipo olímpico, llevando el uniforme que representa un país, es el mayor orgullo que se pueda sentir. En una competencia donde no importa el color, la raza, ni las condiciones económicas, ya que todos son iguales, todos van por un sueño, la medalla dorada que representa el mejor de los mejores.
Un 6 de agosto con sabor olímpico. Así nos toca festejar este feriado y creo que no hay mejor forma de agasajar a nuestro país con dos grandes representantes que inician su odisea. Carina García de tiro deportivo y Oscar Soliz en ciclismo, son los dos de los 12 bolivianos que estarán representando a nuestro país, que lleva 80 años dentro de la cita olímpica pero sin ninguna presea.
La tricolor sube lentamente en medio de dos banderas. Las notas del himno retumban en el coliseo en medio de un silencio y miradas dirigidas al pódium y a la bandera, mientras un boliviano se para erguido con la medalla de oro en el pecho. ¿A qué boliviano no le gustaría ver esta escena y cantar el himno viendo el televisor?
Son muchos de los comentarios que se hacen sobre el estado del deporte boliviano y muchos creen saber las condiciones con las que entrenan los atletas participantes. Pero no hay duda de que los 12 atletas que están en Río 2016 ya son grandes solo con estar ahí.
No hay palabra más acertada que “representantes”, ya que son una muestra de lo que es Bolivia. Es lucha, pasión, optimismo, perseverancia, pero también son desilusión, sacrificio y coraje.
Festejemos este 6 de agosto apoyando a una parte de nuestro país que está dando la cara por todos en Río 2016. La tricolor está ondeando gracias a ellos, se lo debemos.