RIO DE JANEIRO. Justo el día en que se fue João Havelange de este mundo, a un taxista en Rio se le ocurrió hacer un comentario lleno de sinceridad, “los Juegos dejaran a Rio de Janeiro muchas obras buenas, trajo gente buena, se ve familias felices y mucha integración. El Mundial era distinto, habían peleas, y los estadios que quedaron están casi siempre vacíos, fue un gran negocio de algunos maleantes”.
Así, natural y sin pelos en la lengua una persona de a pie pudo darse cuenta de algo que nosotros los medios que nos embebemos en el día a día con el deporte más popular y que también nos apasiona, no siempre nos deja ver. Rio 2016, dejará a esta ciudad, coliseos en un Parque Olímpico que se convertirá en un campo de educación y salud para Barra Tijuca, una zona que se ha convertido de ser terreno mal usado a un nuevo pulmón de Rio de Janeiro, “es otro Rio, es increíble lo que hicieron con ese lado de la ciudad”. nos comentó también un amigo en uno de los trayectos de metro de regreso a casa.
Es que Rio de Janeiro siente, se crearon fuentes de trabajo que son casi incalculables en estos cuatro años, tuvieron que buscar gente de fuera de Rio, incluso del Brasil para tomar la demanda de buena manera y a tiempo. Los Juegos Olímpicos, han dejado además en la sede un nuevo puerto, nuevas formas de transporte, metros buses, nueva línea de metro. Dejará una villa para vivienda social, y una suma de mejoras que le van a cambiar la vida a la gente que agradece esta fiesta y que no extraña para nada todo lo que pasó el 2014, con ese negocio de pocos que creó en su momento, el señor que murió este 16 de agosto y con 100 años en Rio, justo acá.
