Es hora de poner freno a la serie de fracasos internacionales que nuestra selección ha coleccionado en las dos últimas décadas. Es momento de trabajar buscando un futuro con perspectivas de cambio y esa tarea debe ponerse en marcha yá, aún dentro de las actuales estructuras que conducen al futbol nacional.
A nivel selección ese viraje debe iniciarse con la contratación del nuevo equipo técnico pensando en las dos citas sudamericanas y las próximas eliminatorias mundialista.
Al margen de los candidatos que extraoficialmente figuran entre los probables conductores de la selección mayor, es necesario sacar provecho de pasados nombramientos, especialmente si la decisión está encaminada hacia un DT extranjero.
A quien esté dispuesto a aceptar el reto, habría que condicionarlo a que radique en el país durante todo el año deportivo, evitando aquellos permanentes viajes a su país de origen bajo el pretexto de ir ¨ a cargas pilas¨, que tantas veces imponen los que viene de afuera.
Es aconsejable que el designado tenga alguna experiencia en la conducción de selecciones nacionales, porque hay marcada diferencia con la tarea de entrenar a un equipo.
Al margen de los conocimientos profesionales habituales, busquemos a quien sea un verdadero estratega. Alguien que sepa aprovechar las condiciones de cada jugador convocado, adaptándolo en el poco tiempo disponible a lo que quiere ese conductor.
Como se supone será contratado a tiempo completo, sería aconsejable que también destine algunos días a supervisar las categorías menores que a nivel país están casi permanentemente abandonadas.
Y lógicamente lograr acuerdos para con los clubes proveedores, para que el equipo nacional trabaje con cierta continuidad aprovechando algunos días de semana para ir corrigiendo defectos antes de encarar partidos internacionales.
Esas, entre muchas que se precisan, son medidas necesarias a corto plazo, para dejar de seguir siendo victimas permanentes de todos los rivales a quienes enfrentamos, como ha sucedido en los últimos veinte años o más.