NEW YORK. Messi tuvo una Copa América casi perfecta, con goles, asistencias, líder del grupo, encaró de frente a la AFA, pero no tuvo una buena final. En el juego pasó desapercibido, sin espacios, molesto, lo golpearon mucho de entrada pero no encontró caminos.
Higuaín y Agüero no fueron sus mejores compañeros en esta final, extrañó al Pocho, se lo notó solo. Quizás eso terminó siendo determinante, cuando caminó a la pelota, la tomó como líder, quiso el primer penal, tras la gran tapada de Chiquito Romero, era su turno. Quizás Mascherano no le dijo “Hoy te convertís en héreo”, lo supusieron todos, era la copa del 10.
Pero Messi lo erró, agarró la pelota, la puso como quien quiere sacarse el trámite, y la tiró arriba, lejos, no erró por poco, erró por mucho al arco, la cara lo decía todo luego, desilusión, mirada perdida, camiseta en el rostro, no hubo forma de consolarlo, terminó la copa, su copa, con él como villano.
Y para sumar más, además por ahora será la última imagen de Messi con Argentina, deslizó una probable renuncia a su Selección tras el partido “pensaba en el vestuario y creo que ya está, no es para mí, van cuatro finales y creo que la Selección ya está para mí”
