Luis Southwood tiene 13 años, es cochabambino y cuando tenía ocho se mudó a Nueva Zelanda y ahí aprendió a surfear. Él tenía familia ahí y por eso decidieron mudarse a la tierra de Kia Ora. Ahí comenzó a surfear y vivió una vida de surfer plena, con las olas frente a la casa y mucho para disfrutar de lo único que le gustan a los surfers: estar en el agua.
Pero la estadía en Nueva Zelanda de Luis se terminó cuatro años después de haber llegado. Por temas personales la familia decidió regresar al centro de Bolivia, a 2.500 metros por encima del nivel del mar y por lo menos a 1.000 kilómetros del océano más cercano.
Pero la madre le dijo que se encargaría de que practique surf en las olas relativamente cercanas de Chile y Perú y la promesa fue cumplida. Algunos meses más tarde Luis estaba surfeando en Punta Hermosa y de Lobitos, mejorando su surfing y disfrutando de la vida que quería tener. Ahí conoció al campeón nacional peruano Ricardo Cruzado, que se encargó de entrenarlo y finalmente de cuidarlo una vez que la madre se fue.
Los entrenamientos rindieron sus frutos porque a los 13 años participó del Panamericano y Latinoamericano que ahora se disputa en Punta Rocas, en olas de por lo menos cinco pies. En lugar de inscribirse en la junior, fue directo para la open y surfeó bien en la serie del circuito principal pero no logró pasar. Luego en el repechaje, en una serie de cuatro, se ubicó tercero en una serie de cuatro y le ganó a un peruano.
Con 13 años Luis le sirvió de ejemplo a una de las playas más consistentes del planeta, Punta Rocas, de que con amor al surfing y ganas, como con cualquier otra cosa, todo es posible. Solamente hay que dar el salto.
Fuente: http://www.surfline.com/
