Se había comenzado a advertir tras el quinto gol atigrado: Iván Brun se sentía muy impotente ante lo que le estaba tocando vivir; a pesar de que había sacado varias pelotas de gol, no podía frenar la goleada solo, y sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas.
Hasta ahí, simplemente una curiosidad. Sin embargo, poco más de siete minutos después, se convirtió en uno de los hombres de la noche; anotó el descuento chaqueño de tiro libre –tal como había hecho hace siete meses, contra Guabirá– y, ahí sí, explotó en llanto.
Faltaba poco para el final, y el partido ya estaba liquidado, por lo que el Siles se puso de pie para reconocer su entrega. Y cuando sonó el silbatazo final, aún con lágrimas en los ojos, se acercó a Daniel Vaca para pedirle su camiseta.
“Es un referente. Yo lo admiro mucho por cómo se mantiene y por cómo llegó hasta donde está”, aseguró. Y después, explicó el motivo detrás de su llanto. “Es difícil porque el grupo no se merece esto. Por momentos jugamos bien, pero los errores nos cuestan muy caro”, dijo. ¿Lo reflejará el equipo en lo que resta del campeonato?