La historia fue así: A solo una semana del debut de Bolivia en el Sudamericano de 1963, la selección boliviana estaba concentrada en el Colegio Militar de la ciudad de La Paz (si, colegio militar), eran otros tiempos no había lujos innecesarios.
Estaba Ramiro Blacutt interno en una clínica cercana al Estadio por un problema en el pie, cuando de repente ingresa una enfermera, afanada a avisarle que había sido internado “El Maestro”, tenía un cuadro de apendicitis.
Se realizó una junta médica para determinar que hacer con el caso de Ugarte, Alvim el DT de por medio, junto a los médicos buscaron un tratamiento alternativo que no sea la operación para que Ugarte sea parte del equipo que jugó el Sudamericano. El Maestro ya le había dado mucho a la Selección, pero el primer Sudamericano jugado en Bolivia no podía no tenerlo.
Fue así que jugó disminuído los primero partidos y recién cuando recuperó su estado estalló su juego en el encuentro ante Perú, y luego la historia que ya sabemos, el Maestro fue una de las figuras en aquel partido final ante Brasil, otra vez a los hombros de la gente, de su gente que lo alababa como el Maestro que fue y lo llevaba todas las semanas a pasear en hombros del Siles a la Plaza Murillo.