Una de las fórmulas tradicionales, a la hora de opinar sobre este juego que tanto nos amarra, ha sido: “Se necesita gente joven”. Y bien se la ha aplicado cuando las figuras de siempre no responden o cuándo el paso del tiempo las ha comenzado a deteriorar. Ahora, sin ir más lejos, todos los que siguen al Real Madrid están obsesionados por saber si Vinicius Junior puede ser heredero de Cristiano en el olimpo merengue, o si no es una más de esas promesas eternas que nunca se concretan. Y bien, incluso el discurso se orienta a las esperanzas nacionales, cómo hablamos sobre los procesos de selecciones, la pasada semana.
Pero es verdad que lo que más importa (sí acá en nuestra Bolivia), es saber si de verdad podemos dar la talla con gente nuestra, o simplemente hay que conformarse con las alegrías que brinda el ídolo extranjero el finde. Pero los que vieron jugar a un Alejandro Chumacero comiendo la llaucha o la puca (pucacapa) en los entretiempos del Tigre, o los que alucinaban con orgullo al ver al Conejo jugando para Corinthians, no me dejarán mentir. Si nombro Erwin Saavedra, Henry Vaca, Guillermo Viscarra, ¿me estaría mintiendo esperando que sean ídolos nacionales?
Para conocer la semilla de nuestro fútbol formativo, una vez más es necesario girar la vista a la élite mundial. No tenemos otra opción más que aprender sobre los aciertos de afuera para ser adaptados y los errores para evitar caminarlos. Boca Juniors puede ser un gran referente, ojo sin intenciones personales (bien que quiero que Independiente sea campeón de la Libertadores), porque no puedo evadir nombres del pasado cercano como Bentancur (Juventus), el reciente ídolo Cristian Pavón, o del pasado: Fernando Gago, Carlos Tevez, Éver Banega. Este equipo destacaba porque lanzaba sin miedo a nuevos talentos juveniles, con responsabilidad y paciencia. Pero parece que el presente para los juveniles Xeneises no es lo que se dice alentador.
Desde el trabajo de Patricio Insúa, del diario la Nación, se hizo un balance iniciando este año, que ponía en duda la eficacia del trabajo en juveniles. Boca no podía consolidar juveniles en la primera, o lo hacía en casos excepcionales. Los números generales en las competiciones juveniles eran los más altos, pero el problema estaba en que no se traducían en productos futbolísticos. Y más paradójico aún, los ingresos a partir de jugadores juveniles eran bastante favorables a sus arcas, la venta de Bentancur a la Juventus lo ejemplificaba.
Los pibes tenían la rendija para el ingreso a primera era muy estrecha simplemente porque los entrenadores de turno no podían priorizarlos. La exigencia de títulos demandaba resultados inmediatos, que para conseguirlos no se podía tenerle paciencia al pibito. Entonces ante la compra de jugadores más consolidados como Mauro Zárate, los juveniles, o bien se echan para atrás en su sueño, o reculan en equipos de la misma liga. Inclusive si su nivel no es tan óptimo, terminan en las divisiones de ascenso.
Por tanto, acá el proceso se come los huevos y el trabajo del jugador, el sistema pisotea al individuo. Si volvemos a nuestra realidad nacional, encontramos que los debuts juveniles son esperanzadores y ocurren con cierta regularidad. Por ejemplo, cuando saltaron a las canchas Arrascaita, Justiniano, Saavedra, y en la vereda del frente el caso paradigmático del Chuma, o la aparición de Wayar. Pero el debut es solo un paso en favor del proceso de juveniles. Jorge Raffo, director general anterior en Boca, definía que el proceso completo empieza en la detección del talento, continuada por la formación integral, el posterior debut en primera y la consolidación en la misma, como paso definitivo. Y como pudimos ver, el actor que puede encausar este proceso está en la figura del entrenador. Primero en los entrenadores de inferiores para inculcarles los saberes del juego y de la formación humana que necesita un profesional. Y como finalizador desde la confianza y seguimiento que solo puede brindar el entrenador del primer plantel.
Con estas directrices, podemos preguntarnos sobre la actualidad en el apoyo juvenil de nuestro fútbol. Para acabar les lanzaré los datos de los jugadores inscritos en la primera de los clubes paceños, tomados en cuenta hasta el tope de 23 años. Para la Academia están inscritos Nicolás Landa (22), Pablo Pedraza (23), Erwin Saavedra (22), Pedro Azogue (23), Moisés Villarroel (20), Hernán Rodríguez (22), Limberg Gutiérrez (20), Ronaldo Monteiro (20), Luis Lara (20) e Imanol Cárdenas (18). Un total de 10 jugadores, de los cuáles son sólo cuatro los que pisan césped con regularidad. Por The Strongest están Jhohan Gutiérrez (21), Félix Larrea (20), Yhon Villegas (22), Moisés Calero (20), Ramiro Vaca (19), Richet Gómez (17), Henry Vaca (20), Daniel Camacho (19). Un total de 8 jugadores, y tan solo uno, Henry está afianzado en el primer equipo.
Ante la presión de nuestro fútbol, al menos en La Paz, nos estamos contentando con los éxitos de nuestras figuras extranjeras. Está en el respaldo a los entrenadores que apuestan por los nuevos talentos, y a la vez en sus hombros, que podamos ver desarrollado el talento que sin dudas tenemos a nivel nacional.