Raúl Olivares: Comenzó el campeonato como sustituto de Gustavo Salvatierra. A fuerza de buenas actuaciones, se fue ganando el puesto y se transformó partido a partido en una pieza fundamental para el equipo Aviador, recuperando el nivel que alguna vez mostró en su país de origen.
Erwin Saavedra: Su año de consolidación. A pesar de su juventud, fue el jugador más regular de Bolívar. Incluso, por momentos, se puso al equipo al hombro. Siempre desequilibrante. Terminó el campeonato como capitán y líder futbolístico de los celestes.
David Díaz: Una fuerte lesión en la rodilla no le permitió terminar el campeonato. Se perdió las últimas fechas, pero, hasta donde jugó, fue un bastión en la defensa wilstermannista. Impasable por arriba, muy claro en salida y carta importante en las jugadas a balón parado.
Edward Zenteno: Líder absoluto del campeón. Uno de los mejores defensores nacionales de la actualidad, sin duda. Mucha presencia, mucho carácter y mucho juego. En salida, la pelota pasaba siempre por él. Estuvo siempre sólido en el juego aéreo.
Jhosimar Prado: Pieza clave del crecimiento Santo. Desde que llegó Ferrufino, su nivel repuntó. Cuando el equipo levantó, aprovechó su velocidad por la banda para convertirse en titular inamovible. Además, fue protagonista en los partidos importantes.
Marcelo Bergese: El jugador más determinante para la sexta estrella de Wilstermann. Hasta el partido de la coronación (fecha 21) estuvo siempre presente. Anotó diez goles y asistió a sus compañeros en otros diez. Muy efectivo.
Cristhian Machado: La cuota de lucha en la mitad de la cancha que necesita todo equipo fuerte. Se reencontró con su mejor versión, formó parte de la columna vertebral del campeón y alcanzó un nivel que le valió la convocatoria a la Selección nacional.
Walter Veizaga: Jugador fundamental para el Tigre. Tanto con Mauricio Soria como con César Farías. Eje central del circuito de juego aurinegro. Cuando estuvo ausente por lesión, The Strongest lo sufrió en demasía. Jugó la recta final del torneo entre algodones.
Edivaldo Rojas: Tras un período de adaptación en su primer semestre como jugador Aviador, mostró todas sus condiciones. Puso el pecho en los partidos más complicados, se ganó el cariño de la hinchada wilstermannista y terminó el campeonato siendo uno de los líderes del equipo.
Juan Vogliotti: Sus goles no le alcanzaron a Ciclón para mantenerse en la máxima categoría. A pesar del bajo nivel de su equipo, siempre se las arregló para generar situaciones de peligro. Fue el máximo anotador del certamen, con doce tantos convertidos.
Martín Palavicini: Inoxidable. A pesar de su edad, mantiene su nivel. Con 29 goles (19 en el Apertura y 10 en el Clausura) se consagró como máximo artillero de la temporada, a pesar de arrancar varios partidos desde el banco de suplentes.
Julio Zamora (DT): Llegó para darle el toque final a un plantel que había comenzado a armarse seis meses atrás. No decepcionó. Le impuso su estilo al equipo Aviador desde el primer partido. Nunca resignó su idea de juego y terminó consolidando al equipo más sólido y constante del torneo. Merecido campeón.
