(Una reflexión de Jorge Gonzales para fin de año)
En todo el Mundo, hay Periodismo y periodismo. Por eso, recuerdo lo escrito por un Periodista brasileño, Juca Kfouri, para iniciar esta reflexión:
“Quien escoge el Periodismo como profesión necesita tener el compromiso de hacer un mundo mejor y no de tener una cuenta Bancaria mayor. Y, así, da para vivir muy bien sin necesitar macular la profesión”.
Ese pensamiento sirve para todas las ramas del periodismo porque “Periodismo es periodismo, sea él deportivo, político, económico, social. Puede ser propagado por radio, televisión, periódico, revista o internet. No importa. La esencia no cambia porque su naturaleza es única y está íntimamente ligada a las reglas de la ética y al interés público. (Barbeiro Heródoto y Rangel Patricia. Manual del Periodismo Deportivo. Editora Contexto. SP. Brasil. 2006).
En Bolivia vivimos un proceso de cambio interesante y, en muchos aspectos, positivo, pero el ejercicio de la profesión para los periodistas poco cambió.
Para tener trabajo, o se está con el poder político o se es parte de la oposición. A los que no hacemos parte de ninguno de los lados, nos queda la libertad de expresar nuestras ideas o ejercer nuestra profesión en internet. Menos mal.
Antes, en los gobiernos neoliberales, los medios de comunicación formaban parte de esquemas político-económicos y por eso mismo no había políticos o empresarios que no sean dueños de frecuencias de radio y televisión y al mismo tiempo sean parte de las estructuras de poder gubernamental. O sea, para tener una frecuencia de radio o televisión era necesario apoyar y ser parte de los gobiernos. Como consecuencia de ello, aún existen empresarios y entidades que poseen 1, 2, 3, 4 frecuencias de radio y TV, en un mismo municipio, en una misma ciudad.
Hoy, el socialismo moreno del gobierno del MAS no tiene empresarios propietarios de medios que lo apoyan, ni lo necesita, porque es el propio gobierno el que se hizo cargo de los medios de comunicación a través de Bolivia TV y todas sus repetidoras; Radio Patria Nueva y todas sus repetidoras; el periódico Cambio; y el control indirecto de varios ex canales neoliberales y prensa escrita también neoliberal.
Dentro de ese cuadro, puedo afirmar que en Bolivia sí hubo cambio en los medios de comunicación, pero cambio de bando.
Lo que me llama profundamente la atención es que, mezclados con otros, muchos periodistas de larga trayectoria que lucharon contra las dictaduras militares que impusieron al país muerte, dolor y, en democracia, las políticas neoliberales, se encuentran hoy contra el gobierno de Evo Morales, atrincherados en las entidades representativas de los periodistas, como, por ejemplo, la Asociación de Periodistas de La Paz (APLP), por citar una.
Y, por ironía, periodistas y algunos presentadores de noticias, que eran favorables (y por eso favorecidos) y formaron parte de los gobiernos neoliberales y que en su momento fueron totalmente contrarios a Evo Morales y el llamado proceso de cambio, se encuentran, hoy, en cargos importantes, en los medios de comunicación controlados por el MAS.
Al medio de los dos bandos, como, digamos, alternativa, podrían estar los medios de comunicación ligados a la Iglesia Católica y a las sectas llamadas cristianas, pero, no. Siquiera en esos medios los periodistas pueden ejercer su profesión con total libertad, porque, dogmaticos, prohíben tocar o posicionarse respecto de asuntos como el aborto o el matrimonio Gay, entre muchos otros, que son de interés público.
En el ámbito deportivo futbolístico, no es muy diferente. Los programas u organizaciones periodístico-deportivas (con estrictas excepciones), están amarradas a la dictadura publicitaria o a los favores de empresarios que controlan los clubes llamados profesionales. ¿Quién o cuál programa o periodista se atrevería a informar que la cerveza, el singani o cualquier trago alcohólico, o los refrescos (gaseosas) son extremadamente perjudiciales a la formación o ejercicio de la profesión de futbolista? Los propietarios de los medios y los propios periodistas deportivos (dueños de programas) no permiten. No permiten porque esos productos hacen parte de sus escenografías y de los jingles. O sea, el dinero está antes de la ética informativa.
La conclusión a la que llego es que, realmente, la política y el poder económico hacen milagros. En pocos años, pueden cambiar ideologías, pueden modificar pensamientos, consiguen, en fin, alterar y formar personalidades.
¿Y el periodismo, dónde anda?
Ah, y la mayor ironía, es que en Bolivia abundan las facultades de Comunicación Social. El sistema Universitario Boliviano se ha vuelto una fábrica de licenciados y doctores.