
Después de cuarenta y cinco minutos para el olvido, la Selección encaró el segundo tiempo con otra actitud. A pesar de la dolorosa derrota, vale destacar la entrega de los futbolistas, que estuvieron cerca de alcanzar una hazaña que parecía imposible al termino de la primera mitad. Dentro de los factores que influyeron en la levantada, aparece un nombre determinante: Yasmani Duk.
El ingreso del delantero del Cosmos de Nueva York le cambió la cara a la Verde, que había carecido de peso ofensivo antes del descanso. Es más, hasta el ingreso de Duk, el golero colombiano David Ospina no había sido exigido. Pero, a base de coraje, esfuerzo y amor propio, el ‘nueve’ que ya se había ganado el cariño de la hinchada con sus anteriores actuaciones contagió a sus compañeros, siendo un fiel reflejo de lo que les pide Baldivieso a sus jugadores.
Primero, participó en la jugada donde nació el penal del descuento, convertido por Arce, cabeceando el balón que sorprendió a Jeison Murillo y lo forzó a poner la mano en un acto reflejo. Después, tras un largo pelotazo de Zenteno, se sacó de encima al defensor del Inter de Milán y sirvió para el empate de Chumacero. A esta altura, Yasmani merecía ser el autor del gol de la remontada. Tuvo la opción, con un excelente cabezazo que tenía destino de red, pero el arquero colombiano le negó el grito con una atajada fenomenal.
Por cosas del fútbol, una combinación de graves errores defensivos y virtudes de los jugadores de primer nivel que visten la camiseta colombiana, los Cafeteros ganaron el partido. Pero, dejando de lado el resultado final, si hay algo que destacar, sin desmerecer el trabajo de ningún otro jugador –todos levantaron su rendimiento en el complemento–, es la aparición del delantero batallador que le hacía falta a la Verde.