MOSCÚ. En Luzhniki se miden dos modelos distintos, exitosos, y ambos válidos para un mundo del fútbol cada vez más competitivo, y en el que las ideas nuevas y los proyectos a largo plazo no sobran.
El caso Croata tiene un por un lado a una generación -la última antes de esta- encumbrada en la administración deportiva de su país, Zvonimir Boban, es miembro de FIFA y Davor Suker, presidente de la Federación de Fútbol de Croacia, ellos fueron los últimos grandes héroes antes de la aparición de Modric, Rakitic, y esta generación de futbolistas que han devuelto al fútbol croata a lo más alto tras 20 años de ausencia. Ellos son producto precisamente del trabajo serio y el fortalecimiento institucional de una Federación que supo hacerse su lugar en UEFA.
Del otro lado una veintena de jugadores que nacieron, crecieron y militan en la mejor Liga del Mundo, Inglaterra trabajó durante 28 años en el fortalecimiento de su Liga, hoy en lo más alto, en la cúspide de la competitividad, no hay jugador o entrenador en el mundo que no quiera ir a trabajar allá, no hay marcas que no quieren estar en ella, hoy la Premier es el modelo exacto y el ejemplo de cómo un fútbol local puede hacer fuerte a una Selección, aunque claro, tuvo que pagar el alto costo de tener una generación dorada sin título, ahora estos chicos que venían por detrás con Harry Kane y Dele Alí como abanderados, buscan dar el gran salto, y reacomodar a Inglaterra en una final de la Copa del Mundo.
Son modelos, son formas de construir fútbol, cualquiera que llegue a la final será exitoso, y el que quede en el camino sabrá que está en el camino correcto, al fútbol se lo fortalece y se lo construye desde todos lados, y si se cuenta con futbolistas como los que tienen ambos, el circulo estará siempre completo. ¡Que sea fútbol!
