En la academia se está haciendo costumbre que William Ferreira y Romel Quiñonez sean las dos grandes figuras del equipo en cada partido, una formula que le asegura tranquilidad en el fondo y confianza adelante.
El último hombre de Bolívar, es el arquero Romel Quiñonez, y cada semana que pasa sigue demostrando que su mejor momento es este, Quiñonez ha sido clave en la posición de los celestes en la Copa Libertadores; En la Liga también viene teniendo una gran regularidad y destacando constantemente como lo hizo en Santa Cruz -en un partido que estaba para cualquiera- el arquero le dio garantía a la mínima diferencia obtenida.
Ferreira fue el responsable de ese gol, un derechazo fuerte, cruzado, similar a la definición por la Copa, donde Bolívar repitió la fórmula ganadora, aplicó en Santa Cruz ante Blooming, el goleador anotó su séptimo gol en el torneo y se puso a tiro del goleador del campeonato, Sergio Almirón, que aventaja al uruguayo por un tanto en la tabla de goleadores.
Bolívar por ahora ancla su ilusión y su levantada desde lo fútbolísitico en estos dos nombres, el arquero y el delantero, una buena manera de hacerse fuerte.
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